Cara a cara, este joven y su doble se retan con la mirada intensa, el pelo despeinado y la barba poblada. Quién vencerá la batalla Me temo que, a uno de los dos, el marco lo limita…
El parecido entre esta visitante y la chica del cuadro es realmente inceíble. El pelo, la mirada, los rasgos faciales… ¡sólo le falta el peto tejano!
En esta fotografía de un antiguo samurai, el chico se reconoció que se sentía plenamente identificado con el guerrero y que, quizás, era un antepasado suyo… esto parece el Show de Truman.
Este chico encontró su propio ‘doppleganger’ en el museo de Historia, junto a un cuadro que más bien parece su reflejo.
Este señor se puso de perfil imitando la postura del ‘coqueto’ caballero que tanto se le parece y es que esa frondosa barba blanca, ¡no se ve cada día!
Hasta los rizitos del flequillo son idénticos! Esta joven estaba en el Louvre y se encontró con una escotada señora que podría ser su tatarabuela tranquilamente.
Olvidándonos de la pinta psicodélica de ambas, aquí tenemos otro caso de ‘gemelismo artístico’, esta vez, con cuadro de cuerpo entero y look kitsch incluído.
Uno de mis preferidos, ¡con postura corporal y todo! El chico encontró a su gemelo artístico en esta obra clásica y, por lo visto, le pareció muy divertida la escena.
Y este rubio barbudo casi afro pues sí, el hipster también tiene su cuadro-espejo y, por favor, un diez a la imitación de la mirada perdida en el infinito que hace.
Y, por último, un melenudo con barba que ha cambiado el estilo clásico y casi señorial por un look mucho más casual y urbano, eso sí, mantiene intacta la cabellera que le acompaña en el cuadro.
14 de septiembre de 2017
(22:40 h.)
Cuando vas a un museo a ver obras de arte lo último que esperas es encontrarte contigo mismo. Pues estas personas se quedaron a cuadros (nunca mejor dicho) al ver pinturas idénticas a sus rostros pero realizadas en épocas pasadas. ¿Será verdad esto de la reencarnación? ¡Juzga tu mismo tras ver esta galería!