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jueves, 28 de marzo de 2024 01:27h.

Vecinos de Callao Salvaje alertan de la huida de okupas y hippies de un edificio abandonado ante la posibilidad de contener amianto

Un grupo de vecinos de Callao Salvaje; en el término municipal de Adeje, han denunciado a este digital la huida reciente de numerosos okupas y hippies que habitaban un edificio que se encuentra abandonado desde la década de los ochenta,  en la calle El Jable, de esa zona costera. Tras las pesquisas vecinales, éstos han manifestado, que, al parecer, la huída masiva tiene que ver con la posibilidad de que haya amianto en el interior del inmueble, según comentaron algunos hippies al propietario de un bar próximo a la zona, quien a su vez ha mostrado su preocupación por la proximidad de ese inmueble con la zona residencial.

 

AMIANTO CALLAO SALVAJE _Fotor
El Ayuntamiento desconoce si este material está en el interior del inmueble

El edificio se conoce como Merlín Resort, y según ha confirmado el Ayuntamiento se encuentra en concurso de acreedores, al objeto de dirimir la propiedad del mismo. Las fuentes municipales han señalado, además, que desde hace tiempo tienen conocimiento, por parte de los vecinos, de la existencia de okupas en su interior, al haber sido forzada su protección, aunque por cuestiones legales, el Ayuntamiento “no es competente” para actuar.

Las mismas fuentes han querido dejar claro que, por el momento, no hay constancia vecinal alguna en el Ayuntamiento de que en el interior del inmueble pudiera haber amianto.

Un polvo cancerígeno

El amianto es un mineral que se presenta en forma de fibras flexibles, brillantes y suaves, que tiene un alto grado de resistencia a la combustión, por lo que se emplea en la fabricación de revestimientos y tejidos resistentes al fuego y al calor.

La peligrosidad del amianto reside en su manipulación, ya que el  polvo que desprende es cancerígeno. Conocido también como asbesto es uno de los componentes del fibrocemento, un material de construcción que en España lo comercializó la empresa Uralita, por eso se le conoce también bajo ese nombre.

Algunas de sus fibras microscópicas pueden permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente para que representen un riesgo para el aparato respiratorio. Solo por estar en contacto con el amianto o fibrocemento no supone gran riesgo para la salud.

En cambio, cuando el contacto es prolongado y se manipula el material, es otra cosa. Las fibras pasan al aire y pueden respirarse con facilidad. Estas partículas fibrosas pueden llegar a adherirse a la ropa aumentando el riesgo de pasar al aire respirado. Su manipulación debe realizarse con suma precaución y por profesionales.