Lo podríamos aplicar a lo que pasa en Tenerife constantemente, no hay forma de ponerse de acuerdo para hacer lo que hay que hacer, dejando de lado, apetencias o antipatías personales, todo se traslada al combate dialéctico, al frentismo ideológico o al manido impulso denigratorio hacia el que no piensa igual.

Hay que cambiar, los intereses generales están sobre los particulares, que se convierten en puro egoísmo cuando se intentan imponer. Cada vez que hay que ejecutar una obra pública en Tenerife, ya sea carreteras o tranvía, sale a flote la discusión, para perder el tiempo y que no se haga nada, es una especie de guerrilla de desgaste.

No podemos seguir así, hay que buscar el consenso, el acuerdo, en resumidas cuentas, el arreglo. Ahora se discute si el tranvía debe llegar al aeropuerto de Los Rodeos o si es conveniente la vía de circunvalación a La Laguna, es un debate estéril, las dos cosas son necesarias para una mayor calidad de vida de los ciudadanos

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