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sábado, 20 de abril de 2024 01:32h.

JOHN "GOLDFINGER" PALMER MURIÓ DE UN COLAPSO A LOS 64 AÑOS MIENTRAS TOMABA EL SOL EN EL JARDÍN DE SU CASA EN BRENTWOOD, ESSEX

Fallece John Palmer

Pocas semanas después de que se confirmara que tenía que cumplir 15 años de condena en España por una estafa multimillonaria de multipropiedad en el Sur de Tenerife, el que fuera el delincuente más famoso de esta parte de la Isla desde los 90' falleció el miércoles en su vivienda de Brentwood, Essex, a los 64 años de edad. Según el periódico The Mirror, se desplomó en su jardín después de tomar el sol por complicaciones de una operación quirúrjica a la que se había sometido recientemente.

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JOHN PALMER

Palmer, apodado 'Goldfinger' (Dedos de oro) por su legendaria vinculación con un robo de lingotes de oro en Gran Bretaña en los años 80', amasó en Tenerife Sur una fortuna de más de 300 millones de libras llegando a figurar entre los 100 hombres más ricos de Gran Bretaña, llegando a ser apodado 'el ladrón más rico de Gran Bretaña'. Su entorno cercano declaró poco antes de su muerte que su fortuna se había esfumado, que había dejado atrás la imagen de gánster que antaño le gustó explotar y que solo quería pasar su vejez tranquilamente.

La condena que no ha llegado a cumplir en España llegó tras la investigación iniciada en 2001 en la Audiencia Nacional. Su escena más apoteósica: el desembarco del entonces juez Baltasar Garzón en las propiedades de Costa Adeje, Las Américas y Los Cristianos de Palmer y de su entorno, incluido su ex lugar teniente, Mohamed Derbah (operación en la que fueron incautadas varias armas).

Y el capítulo más vergonzoso de esta historia: cuando la prensa tinerfeña empezó a informar de las andanzas de este personaje ahora tildado de 'gánster' en la prensa británica, las autoridades políticas tinerfeñas se lanzaron contra los medios. Primero negando que hubiera mafias en el Sur de Tenerife y luego criminalizando a los periodistas que informaban de las andanzas de Palmer y de su entorno (tiroteos incluidos por medio de Las Américas) porque, según 'nuestros' políticos, ese tipo de noticias perjudicaban la imagen turística de la Isla. O sea, que hubiera tiroteos por la calle y estafas a miles de turistas era lo de menos: lo grave para los políticos era que eso trascendiera en prensa (bueno, eso y los festejos que habían compartido con este millonario antes de que su reputación se empañara).
Fue precisamente la presión mediática la que dio voz a los estafados y obligó a las autoridades políticas y judiciales a mover ficha.

El balance más patético: la insufrible lentitud de la Justicia española: en el año 1998 ya estaba claro que la fortuna de Palmer no era nada limpia y que sus guardaespaldas usaban armas de fuego y métodos de persuasión nada ortodoxos.

Mi lección particular del trato con unos y otros (empresarios mafiosos y políticos): aunque parezca increíble, en el trato con la prensa son mucho más 'honorables' y menos peligrosos los mafiosos que los políticos corruptos que he tratado (nunca recibí amenazas de Palmer ni de su entorno por informar de sus andanzas; al contrario, llegaron a manifestar que entendían que los periodistas se limitaban a hacer su trabajo -negaban las acusaciones, claro, y se definían como empresarios honorables que creaban riqueza y empleo en esta Isla-; no puedo decir lo mismo de las mafias políticas de esta parte de Tenerife. 

  Paradójicamente la vida de Palmer tiene cierto paralelismo con la familia Corleone, de la famosa trilogía del Padrino, los capos Vito y Michael murieron también el el jardín, Vito jugando con su nieto y Michael Corleone sentado plácidamente en una silla tomando el sol en su finca en Cicilia, a veces la realidad supera a la ficción.