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viernes, 19 de abril de 2024 11:40h.

El uso obligatorio de mascarilla confinará las sonrisas y limitará que vayamos por la vida a cara descubierta

Ver la cara de las personas que transitan por la calle, que hacen deporte junto a nosotros o que van en la misma guagua, está a punto de convertirse en algo poco común. Las sonrisas, los besos al aire y cualquier gesto hecho con los labios o la boca, incluidas lengua y dientes, casi van a desaparecer de los espacios públicos tanto abiertos como cerrados. 
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De manera presencial, cara a cara, esos gestos van a empezar a ser comunes solo en espacios privados, por ejemplo en nuestros domicilios o en los de familiares y amigos. Entre las excepciones para ir por la vida a cara descubierta, figuran también las cafeterías y restaurantes.

Y todo apunta a que esa extraña manera de vernos unos a otros 'sin' boca ni nariz se mantendrá hasta que haya vacuna contra la COVID-19. Hasta entonces, la gestualidad entre vecinos y transeúntes en general, prácticamente quedará limitada a ojos y manos.

 

Orden ministerial casi a punto

El uso de mascarilla está a punto de ser obligatorio en los espacios públicos cerrados, en los espacios públicos abiertos cuando no podamos mantener una distancia mínima de dos metros con el resto de personas y, como venía ocurriendo desde el 3 de mayo, en todas las tipologías de transporte público.

Esta medida que trata de aumentar las estrategias preventivas contra el contagio de la COVID-19 ya ha sido consensuada entre los responsables del Ministerio de Sanidad y de los gobiernos autonómicos. Y entrará en vigor a lo largo de esta semana, en cuanto la orden ministerial sea publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

El Ministerio concretará los detalles de la norma en una orden que se publicará en el Boletín Oficial del Estado (BOE) "en los próximos días". El ministro de Sanidad, Salvador Illa no ha querido precisar exactamente cómo se llevará a cabo esa nueva medida "hasta que no esté la orden cerrada", porque siguen "evaluándolo".

Aunque muchas personas ya estaban siguiendo la recomendación de usar mascarilla siempre que salen de casa, también abundan los casos de quienes se resisten a ponérselas. Sin embargo, la decisión tomada esta semana implica que el uso de mascarillas deje de depender de cada cual. Incluso hoy en día hay momentos en los que quienes optan por no utilizar ese elemento preventivo, miran con extrañeza a quienes sí lo usan. 

 

Cambios de criterio

Durante la evolución de la pandemia que ha trastocado al planeta, el Ministerio de Sanidad ha ido cambiando de criterio en torno a las mascarillas. Al principio solo recomendaban su uso al personal sanitario, pronto se incluyó en esa recomendación a las personas consideradas de riesgo por su edad o enfermedades, además de a quienes se hubieran contagiado del virus. 

En mayo se recomendó su uso en supermercados y espacios públicos, y pasaron a ser obligatorias en el transporte público.

El Centro Europeo para la Prevención y control de Enfermedades no las recomendaba para la población general, sino a quienes hubieran contraído la enfermedad o sospecharan que podían haberse contagiado. Hasta que a principios de abril cambió de criterio y recomendó el uso generalizado de mascarilla basándose en la cada vez mayor evidencia científica de la transmisión de asintomáticos. "Una mascarilla puede ayudar a reducir la a propagación de la infección minimizando la secreción de las gotas respiratorias de las personas infectadas que pueden no saber que lo están y antes de que desarrollen cualquier síntoma", indicaron desde la institución europea.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue indicando que las mascarillas no son para personas sanas. "Si está usted sano, solo necesita llevar mascarilla si atiende a alguien en quien se sospeche la infección por el 2019-nCoV", indica su web oficial sobre la COVID-19. 

El primer país europeo que hizo obligatorio el uso de mascarilla fue República Checa. La mayoría de regiones de Italia también han impuesto esa obligatoriedad en espacios cerrados públicos, no en exteriores, y en Francia y en Alemania en el transporte público. Portugal las exige en todos los espacios públicos.

Ahora será España la que extreme esa estrategia de contención de la pandemia que, inevitablemente, transformará la forma de vernos unos a otros en los espacios públicos. La parte positiva de la medida es que ayudará a no echar por tierra los avances logrados durante el estado de alarma y el confinamiento en la lucha contra este coronavirus.

 

Conclusiones del CSIC

El virus SARS-Cov-2, causante de la enfermedad por coronavirus Covid-19, puede permanecer activo en el aire "más de 3 horas", señalan investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en un informe que recopila la información científica disponible sobre cómo se emite y se transmite por el aire el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, y sobre qué requisitos ha de tener una mascarilla o media máscara para ser efectiva.

El documento indica que el SARS-CoV-2, de un tamaño de unos 100 nanómetros, viaja por el aire formando parte de partículas de diversos tamaños, como gotas y aerosoles, que también contienen sales y proteínas presentes en las mucosas del sistema respiratorio humano.

Como muestran distintos estudios, estas partículas que se emiten al respirar, vocalizar, toser y estornudar son inicialmente similares. No obstante, como señala la redactora del estudio, María Cruz Minguillón , “al emitirse al aire se hacen más pequeñas cuando se evapora el agua que contienen. Las partículas gruesas tienden a depositarse con rapidez, pero las partículas más finas permanecen en suspensión durante horas o incluso días”, añade la investigadora.

El análisis considera también la localización como factor a tener en cuenta en lo relativo a la concentración de virus en el ambiente. En ese sentido señala a  un estudio realizado en Japón, basado en el seguimiento de contactos, cuya conclusión indica que el contagio es 19 veces más probable en espacios interiores que exteriores.

Criterios de eficacia de las mascarillas

Ante una situación como la descrita, el papel de las mascarillas como elemento protector se antoja especialmente relevante. 

En ese sentido, desde el CSIC se indica que la eficacia de los dispositivos de protección depende de tres factores: la eficiencia de filtración del material; el ajuste del dispositivo al rostro; y el objetivo de la filtración, ya sea filtrar la emisión de partículas de una persona enferma, o filtrar partículas del aire ambiente inhalado por una persona sana.