La citada playa carece de accesos por tierra, motivo por el cual tras conseguir llegar a la playa con grandes dificultades y observar las condiciones en las que se iba poniendo el mar, vientos y oleaje, ambos jóvenes decidieron quedarse esperando a que se calmara, sin embargo, esto no ocurrió y al no tener más prendas u objetos que el bañador y una toalla, quedaron incomunicados por no poder avisar a los servicios de emergencias teniendo que pasar la noche en la playa a la intemperie e intentar salir con la embarcación de goma al amanecer.

Aproximadamente a las 11:00 horas del pasado sábado, cuando los agentes de la Unidad de Helicópteros de la Zona de la Guardia Civil en Canarias, se encontraban en servicio realizando un vuelo de vigilancia de costa por toda la isla y más concretamente cuando se encontraban sobrevolando la Playa de la Garañona, se percataron rápidamente de la presencia de una persona que desde la playa les hacía algún tipo de señal con una toalla roja, lo que en un principio interpretaron como un saludo, pero tras analizar el lugar y observar que estaba sola y que la playa no tenía acceso a pie, decidieron realizar diversas maniobras de seguridad hasta poder acercarse a la joven, comprobando que la misma se encontraba pidiendo auxilio.

Una vez pudieron entrevistarse con la persona que había realizado las señales, una joven de 22 años que se encontraba sentada al lado de una embarcación de goma, les relató a los agentes de la Guardia Civil que su pareja y ella habían tenido que pasar la noche en la playa a la intemperie debido al fuerte oleaje, sin ningún tipo de prenda de abrigo, ya que únicamente llevaban puesto los bañadores y sin ingerir alimento o líquido desde el mediodía del día anterior.

La pareja de la mujer, un varón de 21 años, en el momento en que los agentes llegaron a la playa, se encontraba buscando algún acceso posible desde tierra para poder salir, pero sin éxito.

Los agentes procedieron a abrigar con sus propias chaquetas oficiales, pertenecientes al uniforme propio de su especialidad, a los dos jóvenes ya que ambos presentaban un estado de frío corporal y desfallecimiento leve.

Una vez realizadas las comprobaciones oportunas y tras observar que la marea estaba subiendo, los agentes de la Guardia Civil decidieron acelerar el rescate trasladando a ambos jóvenes en el helicóptero hasta su base, donde previamente ya se había gestionado que se tuvieran preparados abrigos, bebida y comida para que ambos pudieran recuperar fuerzas y temperatura corporal. Posteriormente, un familiar de uno de los jóvenes acudió a la base a recogerlos.