Discutir por discutir
No es la primera vez que decimos que Tenerife es una isla donde se pone en cuestión absolutamente todo, aunque sea bueno para su crecimiento económico o desarrollo social. Impera un frentismo galopante, que cuidado, tampoco es exclusivo, porque se extiende, aunque en menor medida, por todo el Archipiélago Canario. Llegar a escuchar a los que tienen otra opinión sobre el tema que sea, ya es un verdadero milagro y pasar el siguiente paso, que es dialogar, se convierte en una verdadera quimera, que hace imposible conseguir el acuerdo preciso o llegar al consenso necesario. Lo que consigue con estas actitudes nocivas, es precisamente que no salga nada adelante, que no haya ejecución de lo que se tenga que hacer, ni por supuesto avance alguno.