Un centenar de creadores y profesionales de canales de televisión y productoras y distribuidoras cinematográficas han confirmado su asistencia en una de las citas audiovisuales más originales del mercado audiovisual internacional, en las que se potencia los proyectos que conectan ambos continentes, África y Latinoamérica. 

La organización del festival recuerda que se integran dentro de Afrolatam otros proyectos relacionados con la distribución y el desarrollo de proyectos de cine de realidad en campos abiertos todavía hoy a nuevas fórmulas de producción y experimentación. Es el caso del cine documental de animación, para el que este mercado ha previsto la celebración de un foro de encuentro. 
            
Además el Mercado de Cine de Realidad AfroLatam contará con propuestas habituales en este tipo de encuentros: jornadas profesionales, docuteca, pases de películas y venta de películas terminadas y sesiones de venta de proyectos. 

“En la coyuntura actual, el cine de realidad se ha mostrado como un eficaz contenedor para el relato de la actualidad”, asegura su codirector Alejandro Krawietz. “En un momento en que los medios de comunicación han visto como perdían independencia a la hora de contar el presente —por cambios sustanciales en sus modelos de negocio— y a la vez que nuevos espacios de distribución de información —redes sociales— han sido víctimas de la manipulación de la verdad para seguir los intereses de muy diversos núcleos de poder, el cine de realidad se ha convertido en una herramienta que no sólo permite el más veraz conocimiento del mundo, sino también los procesos de reflexión sobre la realidad que permiten una lectura de la historia más competente”. 

El cineasta y también codirector de AfroLatam, David Baute, añade que “temas tales como la desigualdad, el reparto de la riqueza, el género, el feminismo, la infancia, la política o el activismo social constituyen el material con el que se teje el cine de realidad, del que además forman parte cuestiones como la actualidad del audiovisual, la experimentación formal, el desarrollo de estrategias para el relato de lo real o los avances tecnológicos que permiten la democratización del cine”.

Baute recalca que “estos últimos elementos son los que ponen en valor la necesidad de estructurar, frente a los ejes de tránsito de información habituales desde el norte hacia el sur, nuevas coordenadas de producción y distribución cinematográficas. En el caso del Mercado de Cine de Realidad Afrolatam se experimentará con un sistema de relación sur-sur precisamente en aquella modalidad cinematográfica, el cine documental, que mejor se adapta a las capacidades de producción de los continentes de referencia. África y Latinoamérica no sólo concentran una enorme cantidad de los acontecimientos e historias que pueblan el presente, sino que también se hallan en disposición de iniciar procesos de coproducción en materias y opciones que les son comunes”. 

Es en este punto, donde Alejandro Krawietz recuerda que “el documental ofrece una mirada acerca de lo que una sociedad es, de los elementos que la constituyen y de sus proyecciones simbólicas: coeficiente de expectativas, definición de lo común, elaboración de los contratos sociales, etc. Y las sociedades de esos dos continentes comparten estructuras simbólicas comunes que es necesario comenzar a indagar con toda la seriedad y la exigencia”. 

La ubicación del Mercado de Cine Afrolatam en el municipio de Guía de Isora (Tenerife) no es casual. “Canarias, como puente entre continentes, se convierte en el emplazamiento ideal para el desarrollo de un proyecto de este tipo, puesto que el sistema de relaciones comerciales y simbólicas entre África y Latinoamérica se halla entre las estrategias naturales de un territorio insular como el nuestro.  Canarias ha mantenido, a lo largo de su historia, relaciones profundas con estos dos continentes y ahora puede ostentar un papel preponderante en el desarrollo y la consolidación de proyectos en el ámbito audiovisual que como bien expresa la legislación canaria —que ha declarado a este sector como estratégico— es un espacio de actividad capaz de generar desarrollo económico, social, cultural y simbólico”.