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viernes, 29 de marzo de 2024 00:49h.

NO HAY ARIDOS PARA HACER LAS OBRAS DE CARRETERAS EN TENERIFE

Desde FEPECO venimos hace tiempo alertando que la escasez de áridos en explotación en Tenerife va a hacer complicado la ejecución de las obras de infraestructuras que están previstas en el futuro Convenio de Carreteras, pendiente de firmar entre el Gobierno de Canarias y el Gobierno de España.

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Reunión del presidente de FEPECO y miembros de la patronal con el Teniente de alcalde de Arico, Andrés Martinez Morales, municipio donde está ubicada la única cantera en explotación

La falta de planificación, la dejadez en la actualización del PIOT (Plan Insular de Ordenación del Territorio) y la indecisa actividad de las distintas administraciones al respecto, han llevado a una situación de total inseguridad jurídica, que conlleva que no haya canteras suficientes para la demanda actual y la prevista en el futro próximo. Es más, no hay áridos en cantidad y calidad para producir los hormigones, asfaltos, morteros y prefabricados estructurales que están consumiendo actualmente las obras en ejecución en la isla.

Tenerife sólo tiene una cantera en producción en estos momentos, ubicada en el municipio de Arico, la misma abastece el 60% del consumo insular, el 40% restante viene del llamado “picoteo” ilegal o alegal y en todo caso, generado artificialmente, de drásticas consecuencias negativas para el medio ambiente, ya que carece de todo control minero y ambiental, y no tiene obligación de restaurar lo “picoteado”. A corto plazo, solamente está prevista la entrada en producción de la cantera de Los Pasitos en Santa Cruz de Tenerife.

Los transportistas de materiales de construcción, principalmente autónomos, están muy afectados, teniendo unos perjuicios significativos, con grandes pérdidas económicas y en muchas ocasiones con dificultades para mantener su actividad, ya que el tiempo de espera para cargar en la cantera es como mínimo de 4 horas, lo que unido a las colas e intenso tráfico actual de nuestras carreteras, hace que los viajes de reposición a lo largo del día sean muy pocos.

Las soluciones pasan a corto plazo, por una prolongación de la vida de la cantera de Arico; la puesta en funcionamiento de la cantera de Los Pasitos e inmediatamente, modificar el PIOT, para que permita el desarrollo de nuevas canteras legales a medio y largo plazo. Tenerife es la única isla de Canarias con problemas de suministro de áridos, siendo la que tiene mayor volumen emergido y con mayor cantidad de áridos en su territorio, lo que falta son los permisos administrativos y burocráticos para extraerlos legalmente y en canteras localizadas, que son las únicas con explotación controlada, y con restauración garantizada mediante avales. Por otra parte, sobran permisos de plantas de reciclaje de construcción y demolición que no tienen control por parte de la administración autonómica. 

FEPECO solicitó el 14 de noviembre del año pasado a la Dirección General de Protección de la Naturaleza y a la Viceconsejeria de Industria y Energía del Gobierno de Canarias, información sobre la relación de plantas de tratamiento de residuos de la construcción y demolición autorizadas en Tenerife, el volumen de su producción y como se controlan técnica y medioambientalmente, al día de la fecha no hay respuesta, como es costumbre en la Consejería de Política Territorial. Las razones pueden ser que no tienen, o no saben esta información, lo que sería gravísimo o que por el motivo que desconocemos, no quieren darla. La transparencia informativa es de obligado cumplimiento para todas las administraciones.

Es necesario explicar a la opinión pública, lo que implica tramitar una cantera de áridos. De forma muy resumida, se precisan los siguientes trámites: redactar los proyectos de Explotación de Cantera, de la Planta de Trituración de áridos, de las instalaciones y talleres auxiliares, de las líneas de media tensión, de la estación transformadora y obtener punto de enganche. Hacer los Estudios de Impacto Ambiental de todos esos proyectos, y redactar el Plan de Restauración de la Cantera. Pero, el verdadero calvario empieza ahora, la tramitación burocrática de todos estos proyectos, estudios y planes, en las distintas administraciones: Consejería de Industria (Minas), Consejería de Medio Ambiente, Cabildo y Ayuntamiento respectivo, hasta finalmente obtener las licencias municipales. Licencias que generalmente hay que obtener por silencio administrativo, ya que los ayuntamientos no quieren otorgarlas, por si pudieran tener repercusiones judiciales. Y una vez vencida la infinita burocracia, hay que construir lo proyectado, con los condicionantes impuestos por los burócratas, muchos de ellos absurdos y caros. Hasta la fecha, más de 10 años. Salvo que la nueva ley del suelo demuestre lo contrario.

Si los áridos se extraen de canteras localizadas, de calidad contrastada y con Plan de Restauración aprobado y Avalado, el impacto ambiental será mínimo, nada significativo, respecto al volumen emergido de la isla, y sobre todo, las explotaciones siempre estarán controladas técnica y medioambientalmente. Esta extracción solo afectará a áreas localizadas y especialmente elegidas del territorio, donde exista recurso de calidad adecuada y que además pueda extraerse de una forma compatible y respetuosa con el Medio Ambiente. Además, estas explotaciones localizadas, una vez restauradas, tendrán otra utilidad social: plantaciones agrícolas, energías renovables, áreas de ocio rural, etc...

Por contra, si se sigue con la política actual, impidiendo el desarrollo de canteras legales localizadas, y alternativamente autorizando plantas de tratamiento de Residuos de Construcción y Demolición (RCD´s), sin controlar el volumen que realmente están produciendo respecto al que tienen autorizado, ni de dónde sacan el material que machacan, ni como obtienen el Marcado CE, sin que conste que el árido que venden procede de un Residuo, se seguirá propiciando el picoteo actual del territorio, sin ningún control y perjudicando el territorio y la propia seguridad estructural de las obras, con la consiguiente repercusión en las personas.