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jueves, 28 de marzo de 2024 15:39h.

El gusano del corazón es cosa de todos

A estas alturas es cada vez más fácil que la sociedad entienda que la salud no tiene departamentos estancos. Todo lo que hacen los seres humanos afecta al mundo animal y la salud de los animales también incide en la nuestra a través de la seguridad en lo que comemos y de las pautas que deben regir nuestra convivencia con aquellos que unas veces son nuestros compañeros de vida doméstica, en otros casos comparten nuestras aficiones y en muchos casos son  herramientas laborales.

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La filaria o enfermedad del gusano del corazón (y del pulmón) es algo que preocupa a los propietarios de perros y gatos

En cualquiera de estas circunstancias y sea cual sea el habitat de los animales, su cuidado sanitario, la prevención de todo aquello que nos pueden transmitir es garantía de salud para los propios seres humanos convivamos o no con animales.

Esta semana el Colegio Oficial de Veterinarios de Santa Cruz de Tenerife y el laboratorio Elanco ofrecieron a los colegiados de la Isla una conferencia denominada “Hablemos de filarias, actualicemos conceptos y resolvamos dudas” que impartió Alberto Montoya, catedrático responsable de Clínica Veterinaria e Investigación Terapéutica de Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

La dirofilariosis, más conocida como filaria o enfermedad del gusano del corazón (y del pulmón) es algo que preocupa a los propietarios de perros y gatos que actúan con responsabilidad hacia estos porque Canarias es una zona endémica y porque, aunque difícil, también es posible que está enfermedad se de en humanos, en los que puede provocar (aunque raramente) enfermedades pulmonares (nódulos) y dolencias atópicas. 

La filaria es una enfermedad parasitaria y vectorial, es decir, necesita “algo” (un vector) que la transmita y ese “algo” es un mosquito, un mosquito común, que cuando pica a un perro o gato enfermo y luego a uno sano transmite las larvas de filaria que se alojarán en corazón y pulmones con serio riesgo para la vida del animal.

“Lo que hemos transmitido a los veterinarios es que estamos haciendo las cosas bien porque el número de casos de filaria ha disminuido extraordinariamente en perros pero tenemos que hacer un trabajo muy importante con los dueños de los gatos y con el mayor reservorio de filaria que son los perros de caza”, explica Alberto Montoya para quien es importante que la sociedad, los propietarios de animales, cualquiera que sea su status en la familia, entiendan que si todos los gatos y perros estuvieran tratados contra la filaria, esta enfermedad no existiría o estaría bajo mínimos como ocurre en muchos lugares.  “Canarias hasta hace poco era una de las regiones con mayor incidencia a nivel mundial y hemos dejado de serlo gracias a la concienciación de que los perros deben estar tratados, con la finalidad de que el mosquito siempre pique a animales sanos y no sea capaz de transmitir la enfermedad, porque el mosquito va a picar igual, como en todas partes”.

“De hecho siempre ha habido menos casos de filaria en las ciudades que en el mundo rural y es porque los perros urbanitas están sanitariamente más cuidados. Esa es la única razón: la sociedad necesita, como ocurre con las vacunas, un gran porcentaje de la población que actúe como barrera para impedir el aumento de enfermedades tanto víricas como vectoriales”, sostiene el profesor.

En el caso de las personas, la picadura de un mosquito que transporte filaria no va a ocasionar una enfermedad similar a la de los perros sino que puede provocar enfermedades atópicas o actuar como un alérgeno y manifestarse como una reacción alérgica.

El tratamiento contra la filaria es sencillo porque forma parte de la desparasitación que determinará el veterinario en forma de pipetas, inyecciones o pastillas o bien utilizando productos multifactoriales desparasitantes. No tiene complicación pero afecta a la salud de todos.  

El objetivo ahora es concienciar a los propietarios de gatos de que, aunque el animal no salga de casa, el mosquito entrará por la ventana, por lo que deben cumplir con todas las pautas sanitarias, incluido el tratamiento para la filaria que le indicará su veterinario. Y lo mismo para los perros de cazadores y aquellos que viven en el mundo rural y a quienes hay que recordar que tratar a sus animales incide en la salud de todos: animales y personas.