Pobre Tenerife
Voy a escribir sobre Tenerife, antes que nada, aviso a navegantes, estómagos agradecidos o puristas, para avisarles que todo lo que se exprese en este artículo, tiene la única finalidad de potenciar, defender y engrandecer a nuestra isla. Si enseguida les entra urticaria a los felones o miembros de la quinta columna, conformada tanto por políticos, como periodistas, funcionarios, ecologistas o empresarios de aquí, por cierto, aunque, ellos no lo crean o sepan, conocidos con nombres y apellidos, que se tomen el correspondiente antihistamínico, porque ya es costumbre que, cuando se levanta la voz por lo nuestro, sin miedo ni complejos, enseguida se revuelven encrespados y aprovechan para tildarme de insularista. Por cierto, denominación que no me disgusta ni avergüenza en absoluto, al contrario, la defiendo como una realidad que se quiere enmascarar dentro de lo políticamente correcto, ignorando, adrede, que somos un Archipiélago en el Atlántico medio, donde el hecho insular es nuestra característica esencial y definitoria como territorio.