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jueves, 28 de marzo de 2024 11:55h.

APORTANDO SOLUCIONES VIABLES

Tener una actitud proactiva es lo que mejor puede acompañar a la crítica de cualquier gestión. Se trata de exponer públicamente lo que está mal o no funciona, pero a la vez, aportando las respuestas adecuadas para que se pueda desatascar lo que está detenido. La censura por costumbre o por incordiar, sirve sólo para encrespar el ambiente, complicar el asunto y eternizar la solución. Por lo tanto, hay que ser responsable, cuando se comenta o se reprueba a alguien o algo, hay que justificarlo poniendo los arreglos que sean necesarios, para revertir esa situación defectuosa. Es un principio de seriedad y sobre todo, de ser consciente de que todos tenemos que sumar, cada cual en la medida de sus posibilidades o cualidades, pero siempre aportando. 

La primera cuestión que proponemos es la política del acuerdo, porque se ha instalado en muchos ambientes y asuntos, lo contario, la política espectáculo que, de suyo, lleva indefectiblemente al enfrentamiento, porque eso da visibilidad. Es el no hacer nada, pero vendiendo humo, sonrisas, disparates, populismo y en algún caso, hasta bizcochones o churros. No hay gestión, sólo exhibición, con pérdida de tiempo.  Sin gestión eficiente, eficaz y efectiva de la gobernanza pública, aumentan los problemas, se cronifican las dificultades y nos hundimos en las colas y los atascos, viarios o burocráticos. Es una política infantil, de patio de colegio, que demuestra la mediocridad de algunos responsables públicos, que no saben que la política es un servicio público y no un combate, donde se busca constantemente dejar al adversario derrotado. Por lo tanto, hay que volver a la sensatez que provoque la tranquilidad esperada y la altura de miras suficiente como para afrontar los retos con garantía de éxito. Hay que llegar a los acuerdos oportunos en los asuntos fundamentales, dejando de lado ideologías, partidismos y egos personales, poniendo en primer lugar los intereses generales. Implantando la escucha, como método de dialogo positivo, que implique colaboración y solidaridad. Diálogo, porque necesitamos lo que ahora no tenemos. La unidad de acción asegura unos resultados satisfactorios y la tranquilidad de transmitir seguridad o certeza a los agentes económicos y en definitiva, a todos los ciudadanos. También significa asegurar el porvenir a las nuevas generaciones. Por cierto, las infraestructuras no pueden ser motivo de debate, sino de consenso, porque benefician a todos y a todo. 

La segunda cuestión para plantear es la necesaria modernización de los medios materiales y la formación permanente de los recursos humanos. El propio sector de la construcción está implicado en un proceso de renovación evidente. Apostando por la sostenibilidad, la descarbonización, la eficiencia energética, la accesibilidad universal y la digitalización. Es la puesta al día en las nuevas tecnologías, que hay que utilizar bien, sacándole el máximo provecho. Por el contrario, las administraciones públicas, no se pueden quedar empantanadas en un charco donde todo se fosiliza, por no contar con un engranaje resolutivo. La actualización lleva implícito incorporar lo novedoso, para que todo sea más rápido, evidentemente suficiente y dinámico. No se pueden seguir soportando tiempos de resolución de expedientes fuera de todo control temporal, incumpliendo sistemáticamente los plazos establecidos por la propia administración. Si la digitalización fuera inclusiva, con los sistemas informáticos incorporados absolutamente y a plena funcionalidad, no tendríamos que esperar esos tiempos desesperantes, que provocan pérdidas económicas considerables a las empresas, que soportan la lentitud incomprensible de una maquinaria administrativa flemática o mejor dicho parsimoniosa. Además, serviría para acabar con la discrecionalidad de quien se cree imprescindible, complicando todo, por estar sentado en un despacho público. Para poder cumplir, primero hay que servir. 

Oscar Izquierdo

Presidente de FEPECO