1º de enero de 1995, Ginebra (Suiza). Se crea la Organización Mundial del Comercio (OMC), con el objetivo aparente de armonizar las normas de la economía internacional en cuanto a aranceles, mercancías y servicios; el objetivo real: mantener la hegemonía de unos pocos países sobre los demás en el orden mundial, en especial de Estados Unidos, disimulando con el globalismo y la creación de unas cuantas instituciones internacionales aparentemente democráticas y bienintencionadas. En la carta fundacional de la OMC varios objetivos claros, el segundo de ellos, “facilitar la liberación progresiva de los mercados de servicios”, o dicho más claramente, restar poder a los Estados en favor de las corporaciones empresariales, esto es: más capitalismo. Como prueba un dato, según un estudio de finales de 2019 de la fundación alemana Bertelsmann (1), EEUU es el país del mundo que más se ha beneficiado de su pertenencia a la OMC, con un alza en su riqueza de 86,9 mil millones de dólares.