Vaya por delante que sí, admitimos que hay un virus que afecta, contagia y a algunos se los lleva. Pero ya está bien de cargar siempre contra los ciudadanos. Alguien tiene que parar esta locura, esta huida hacia adelante sin razón y sin frenos. El emperador está desnudo y eso es algo que muchos ya afirman en privado, el asunto es ver quién se atreve a gritarlo en público, y ahí tenemos el problema: los pocos que nos atrevemos a cuestionar el traje del emperador, esto es, las medidas desproporcionadas que se están aplicando para atajar la pandemia, somos inmediatamente descalificados, bien por colocarnos la etiqueta despectiva de negacionistas, terraplanistas, iluminatis, egoístas, insolidarios o fascistas, o bien porque no tenemos un título científico que avale nuestras afirmaciones y por tanto no sabemos nada ni podemos hablar de nada con propiedad. ¿En este punto qué puede hacer alguien como yo, que se define ciudadano del mundo, escritor y activista social? Pues justo eso, seguir escribiendo, aunque sean pocos los que me lean y aún menos los que se activen. Y dado que no soy científico ni titulado en nada, me voy a ahorrar la parte de intentar convencer a nadie con estudios de investigación o razonamientos técnicos, limitándome a hacer este llamamiento urgente a los que tienen voz autorizada cómo científicos, y a los que tienen los altavoces y los micrófonos como periodistas.