No diré lo del Nuevo Orden Mundial para que no me llamen conspiranoico, pero no podrán negarme que el mundo ha cambiado radicalmente de un año a esta parte, y hay serias dudas de que podamos recuperarlo cómo era antes, aún con sus numerosos vicios e imperfecciones. En este contexto muchos son los problemas que nos acechan, unos nuevos y otros no tanto. En el presente artículo voy a centrarme en dos de estos problemas, aunque la misma reflexión valdría para otros muchos de los retos que nos preocupan hoy. El asunto es que, sea nuevo o sea viejo, siempre abordamos el problema desde una perspectiva ideológica, cerrada y encapsulada que nos obliga a aceptar el paquete completo de argumentos predeterminados sin posibilidad de discrepancia o modulación.