Recientemente se ha presentado públicamente el Circuito del Motor en Tenerife, por cierto, no es la primera vez, llevamos décadas oyendo promesas incumplidas, como la puesta de la primera piedra, que en su día se quedó en eso y plasmado en una fotografía histórica, que pasará a la leyenda, como la demostración política de la demagogia y de la vergüenza, que ha caracterizado el quehacer público en nuestra isla. Ahora, parece que por fin se va en serio y se ponen las bases consistentes, de un proyecto que tiene que llegar a buen término. Se ha dado el empujón que necesitaba, para que ya no lo pare nadie.