De entre las tácticas que el sistema maneja, debido en sí mismo a la capacidad y, además, necesidad del capital de traspasarse, endeudarse, especularse, comprar, vender, oferta, demanda… y todo eso conlleva en sí, la acumulación de intereses en base al capital invertido. Es una regla de oro, es lo que conocemos por los réditos o “lo que me produce un dinero”. Visto desde el punto de vista del empresariado industrial, fundamentalmente, es el valor de la plusvalía: lo que “gano” (el dueño de los medios; es decir el empresariado) , una vez descontado el factor trabajador (que es el que produce la riqueza) pues genera “la plusvalía”, que en un sencillo ejemplo: “cuantas sillas tiene que producir un operario para que sea rentable”: tantas para en su proporción cubra los gastos fijos como electricidad, local, seguridad social y de las otras, fiscalidad. Tantas que “en su proporción” cubra su sueldo por ello. Tantas como para el porcentaje de beneficio para los propietarios y para los directivos.