Se nos fue Yaya, la pescadora de Tenerife
Se nos fue Yaya, la pescadora, como la llamábamos con cariño muchos vecinos del sur de Tenerife, dejándonos un mensaje poderoso sobre cómo afrontar la vida. Una mujer rebosante de energía, siempre regalando sonrisas las veinticuatro horas del día.

Desde muy joven, en una época de televisión en blanco y negro, Yaya era completamente vanguardista. Recuerdo con alegría cómo cantábamos y bailábamos cada vez que nos encontrábamos. Compartía historias maravillosas, dignas de convertirse en guiones de películas, mucho mejores que las de Pedro Almodóvar, pues su energía y creatividad eran inigualables.
Yaya solía contar que, cuando era joven, su marido salía de fiestas y las vecinas chismosas venían a informarle de sus andanzas.
En respuesta, Yaya le escribió y firmó un pequeño papel que contenía un mensaje claro: podía hacer lo que quisiera. También recordamos que, en su juventud, conducía su coche sin carnet, pues debía vender pescado. A pesar de las multas que le imponía la policía, siempre había un juez que la perdonaba, porque Yaya era una persona especial, trabajadora y profundamente querida. Para todos los que la conocimos, ella era como una abuela cariñosa.
Un ejemplo notable de su inquebrantable energía positiva fue cuando, lamentablemente, falleció uno de sus hijos en San Isidro. A las pocas semanas, ella seguía adelante con la misma vitalidad, brindando apoyo a todos los que estaban tristes. Siempre repetía: "La vida sigue". En el sur de Tenerife, especialmente en la zona de Los Cristianos, aquellos que no conocieron a Yaya, la pescadora, difícilmente pasaron por los puestos de venta de frutos del mar.
Yaya vivió siempre con una sonrisa, y con esa misma sonrisa nos dejó para irse al lugar donde todos nos encontraremos algún día. Desde todo el equipo de Sol del Sur y de todas las personas que te queremos o que te conocieron, te enviamos un fuerte abrazo hasta donde estés, Yaya.