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domingo, 10 de noviembre de 2024 13:50h.

Arona

La zona residencial de Palm Mar, en Arona, va camino de convertirse con botellones y peleas en un nuevo 'Verónicas'

Turismo sin límite, ni licencia, una ilegalidad más en el municipio de Arona. La urbanización residencial Palm Mar va camino de convertirse en otra 'Veronicas'. Los propietarios se ven obligados a soportar botellones cada noche.

El complejo de apartamentos que tiene en vilo al Palm Mar.
El complejo de apartamentos que tiene en vilo al Palm Mar.

El problema se inició con la apertura del establecimiento turístico, aparthotel Marinell Collection Palm Mar Apartments, ubicado en la calle Alimoche.

Desde entonces se han producido denuncias constantes de los vecinos del Palm Mar por los ruidos diurnos y nocturnos, los botellones, las peleas, la acumulación de la basura en las calles y fiestas de madrugada que es la nueva realidad de la localidad que siempre ha tenido una imagen de sitio aislado y tranquilo.

Tal y como informa la oficina técnica del ayuntamiento de Arona, la parcela donde se ubica el aparhotel Marinell Collection (N54), tiene licencia de la vivienda colectiva. Que se limita a hogar grupal, es decir una instalación residencial que brinda atención y apoyo a una población específica, como niños, personas mayores, personas con discapacidades o personas que se recuperan del abuso de sustancias. Los hogares grupales pueden ofrecer una variedad de servicios, como cuidado personal, atención médica, asesoramiento, educación, capacitación vocacional y actividades sociales. Nada más lejos de la realidad de los alojados en este aparhotel.

Los jóvenes aprovechan los espacio comunes, como la piscina o el gimnasio para hacer botellón nocturno.
Los jóvenes aprovechan los espacio comunes, como la piscina o el gimnasio al aire libre, restringidos hasta las 20 horas, para hacer botellón nocturno.

La mayoría de los clientes son jóvenes que aprovechan que los alojamientos que ofrece Palm Mar Apartments admite hasta seis personas, pero que muchas veces es compartido por más personas. El alquiler suele ser por semanas, pero también los hay de estancias más largas que utilizan trabajadores del sector hotelero, mayoritariamente extranjeros y jóvenes.

Y, la realidad es que las actividades de los huéspedes en el citado establecimiento hotelero son mayoritariamente botellones en las terrazas y las fiestas nocturnas en la piscina.

Este tipo de clientela normalmente busca vacaciones de sol y playa cerca y ocio nocturno, o al menos transporte público operativo cercano. Ninguna de estas dos premisas se cumple en la urbanización Palm Mar, por lo que para divertirse utilizan las zonas comunes del hotel.

Cabe destacar que la infraestructura turística y las instalaciones de las zonas de recreo (campo de minigolf, gimnasio al aire libre) funcionan sin ningún control del personal. Están abiertos 24 horas y comparten la pared con las terrazas privadas del complejo residencial Las Olas cuyos residentes están desesperados por reclamar a la policía local de Arona las molestias sonoras de golpes de las pesas del gimnasio y las estructuras metálicas del mini-golf.

Incluso se ha dado el caso de que los huéspedes de Palm Mar Apartments aburridos, saltan la pared a las terrazas privadas del complejo Las Olas y utilizan el mobiliario privado. Además, a menudo, dichas instalaciones están utilizadas por menores de edad sin vigilancia de los mayores.

Conviene reseñar que en el Planeamiento Urbanístico El Palm-Mar es un plan de usos residenciales no estando planificado el uso turístico, por lo que este tipo de explotación turística en una gran manzana no está permitida como unidad de explotación.

Reseñar que se han realizado denuncias tanto a la policía local y a la policía canaria como en el juzgado de Arona y se ha dado conocimiento a la alcaldesa, y a parte de su equipo

de gobierno, en una reciente visita a la localidad de El Palm-Mar pero, hasta el momento, nadie ha tomado carta en el asunto estando los vecinos y vecinas de el Palm-Mar cada día más desesperados viendo como, lo que llegó a denominarse “El paraíso escondido de Tenerife sur”, se convierte en otra versión del centro de ocio nocturno “Las Verónicas”.