Ambas instalaciones museísticas fueron visitadas en la mañana de hoy por el consejero, quien aseguró que para el Cabildo “es fundamental la vinculación entre los elementos del patrimonio histórico de la isla con la propuesta turística de la misma”, y añadió que “en todos los destinos turísticos modernos esa vinculación es inseparable, aportando siempre un plus a las visitas y diversificando las propuestas únicas de sol y playa”.

En la visita al convento de Santa Clara el consejero estuvo acompañado de Sor María del Pilar Climent, abadesa del convento, y en la del Tesoro de la Concepción de la Orotava participó Delia Escobar, concejala de patrimonio, María Jesús Alonso, concejala también de la corporación villera, el párroco Óscar Guerra, el conservador del Museo Adolfo Padrón y la guía intérprete Natalia Álvarez.

José Gregorio Martín Plata coincidió en que la red de alternativas culturales que se desarrollan en los municipios “enriquece enormemente la oferta turística de Tenerife, no solo para los visitantes extranjeros sino, por supuesto para el público local”.

El Monasterio de Santa Clara es Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento. Se trata del primer convento femenino que se funda en el Archipiélago Canario, apenas transcurridas unas décadas de la incorporación de las Islas a la Corona de Castilla, por disposición testamentaria de Alonso Fernández de Lugo. El visitante puede acercarse a la historia constructiva y restauradora del inmueble, a través de las maquetas que se muestran en el claustro. Son espectaculares sus obras de orfebrería, especialmente del siglo XVIII. Obras de Gaspar de Quevedo, Juan de Miranda, Francisco Antonio Vallejo sobresalen entre un sinfín de obras de arte.

El Tesoro de la parroquia de la Concepción se compone de un valioso conjunto de enseres y objetos utilizados para el culto divino. Dentro de este conjunto destacan piezas de mobiliario litúrgico, imágenes, pinturas, andas procesionales, vasos sagrados, custodias, cantorales, instrumentos musicales, ornamentos, y con especial atención a la colección de piezas textiles que conforman un corpus de gran importancia patrimonial. Las piezas que se muestran no atienden sólo a su valor histórico, artístico o estético, sino que aúna además los valores simbólicos, religiosos y antropológicos.