La Gomera
Mañana se beatificará en Sevilla a José Torres Padilla, el primer sacerdote gomero que podría convertirse en santo
Este sábado, 9 de noviembre, en la catedral de Sevilla, será beatificado José Torres Padilla, cofundador del Instituto de las Hermanas de la Cruz, nacido en San Sebastián de La Gomera en 1811, a la que quiso volver como párroco antes de encontrar su muerte, en 1878 en la capital sevillana donde está enterrado. Torres Padilla es el primer beato gomero y se especula que pronto se puede convertir en el primer santo.
“La beatificación del sacerdote gomero es causa de fiesta para España, especialmente para la archidiócesis de Sevilla y para la diócesis de San Cristóbal de La Laguna, por ver glorificado a este canónigo y presbítero diocesano al que Dios le otorgó la gracia de ofrecerse a sí mismo, imitando a Cristo, muerto en cruz”, es cuanto afirma don Salvador Aguilera López, Postulador de la Causa del Beato José Torres Padilla.
El Postulador de la Causa del Beato José Torres Padilla recordó que, el Papa Francisco en la Carta Apostólica de beatificación define al presbítero diocesano y cofundador del Instituto de Hermanas de la Compañía de la Cruz como un «Pastor según el Corazón de Cristo, prudente padre espiritual y asiduo ministro del sacramento de la reconciliación».
“Nacido el 25 de agosto de 1811 en San Sebastián de La Gomera, capital de dicha isla en el archipiélago canario. El pequeño José, educado por sus padres en la práctica de las virtudes, recibió el sacramento del Bautismo el 31 de agosto en la parroquia de la Asunción y, en torno al templo parroquial, fue descubriendo su vocación al sacerdocio. Consciente de la llamada que le hacía el Señor a consagrar su vida para los demás, comprendió que se debía dedicar al estudio de las ciencias humanas y divinas, en las ciudades españolas de La Laguna, Valencia y Sevilla”.
Asimismo, don Salvador Aguilera señaló que, tras su ordenación presbiteral en Sevilla el 27 de febrero de 1836, José Torres “dedicó su ministerio sacerdotal al cuidado de los cuerpos y de las almas, señalándoles el camino para alcanzar la vida eterna”, y nutría una enorme preocupación por los pobres.
“Su ciencia y la gracia de Dios serán la fuente que inspire su apostolado, especialmente en la dirección espiritual y en la administración del sacramento de la reconciliación, como también en la atención caritativa de los más pobres y necesitados, acompañando la limosna material con una palabra divina y una sonrisa humana”.
Su vida estuvo marcada por las virtudes de la humildad y de la caridad, acompañadas siempre por el semblante orante de un amigo de Dios que, en penitencia y pobreza, entregó su alma a Dios en la capital de Andalucía, un día 23 de abril de 1878, dejando una profunda huella en cuantos le conocieron y cuya fama se ha trasmitido, de generación en generación, hasta nuestros días”.
Exhumación
El 24 de abril, en el aniversario de su muerte, se trasladó el cuerpo del casi beato al convento de la Casa Madre de las Hermanas de la Cruz, la tercera vez que se exhuman los restos del padre Torres Padilla. Primero se enterró en el cementerio de los canónigos de la parroquia de San Sebastián en Sevilla. La propia Sor Ángela solicitó que fueran trasladados a la casa que tenían en origen en Sevilla y, posteriormente, al convento Casa Madre actual.
Los restos se conservarán en la Casa Madre pero ya se comenzarán a hacer las reliquias que irán en los relicarios de la Casa de las Hermanas de la cruz, la Catedral de Sevilla, la de San Cristóbal de la Laguna o la parroquia de la Asunción de San Sebastián de La Gomera, de donde natural José Torres Padilla.
El primer beato gomero nunca olvidó su tierra, a la que quiso volver para ser párroco de la Asunción hasta que le sobrevino la muerte. Tanto tenía presente a "su iglesia" que a ella donó un cuadro de Zurbalán y algunas copias de pintores reconocidos del siglo XIX.