La pesca artesanal en Canarias: una actividad clave en peligro
La pesca artesanal en Canarias no solo es una actividad económica esencial, sino también un pilar de la identidad cultural y la sostenibilidad ambiental del archipiélago. Sin embargo, la distribución inequitativa de recursos y subvenciones está poniendo en peligro la subsistencia de los pescadores artesanales, quienes son el motor de toda la cadena productiva. Este problema refleja una desconexión entre las políticas públicas y las necesidades reales del sector.

Un sistema desigual
Los pescadores artesanales canarios enfrentan desafíos estructurales que van desde el aumento de los costos operativos hasta la falta de acceso a tecnologías modernas. A pesar de ello, gran parte de las subvenciones se destinan a comercializadoras y cofradías, dejando a los pescadores en una situación de vulnerabilidad económica. Esta lógica prioriza a los actores más visibles y organizados, olvidando que el sistema no podría funcionar sin los productores primarios.

Además, en un contexto insular donde las alternativas económicas son limitadas, el abandono de este sector no solo amenaza la seguridad alimentaria, sino también el tejido social de las comunidades costeras, que dependen directamente de esta actividad para su sustento.
Impacto ecológico y sostenibilidad
El papel de los pescadores artesanales en la preservación de los ecosistemas marinos no puede subestimarse. Sus prácticas sostenibles, basadas en conocimientos tradicionales, contribuyen a mantener el equilibrio ecológico en un entorno marino especialmente frágil. Sin embargo, las políticas actuales no solo los desamparan económicamente, sino que también comprometen la sostenibilidad ambiental al no valorar adecuadamente estas prácticas.
Reorientar las políticas públicas
Es urgente que las políticas de subvención en Canarias se reorienten para garantizar un reparto más justo de los recursos. Esto implica priorizar a los pescadores artesanales, quienes desempeñan un papel central en la economía y la sostenibilidad del sector. Invertir en ellos no solo sería un acto de justicia, sino también una estrategia para fortalecer la resiliencia económica y ecológica del archipiélago.

En definitiva, reconocer y apoyar a los pescadores artesanales no es solo una cuestión de equidad, sino una necesidad para asegurar el futuro del sector pesquero y de las comunidades costeras de Canarias.