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viernes, 29 de marzo de 2024 00:49h.

Azucena Roja, la gran olvidada. La Clara Campoamor de Canarias

Los derechos de las mujeres en los ámbitos jurídicos, económicos, sociales y culturales han estado vetados en España durante casi toda su historia. Las féminas estaban supeditadas a los varones, ya que estas no tenían capacidad de decisión y eran equiparadas a menores de edad, dementes psíquicos o mentales. Dependían antes de casarse de su padre o hermano y después de contraer matrimonio su marido ejercía el derecho sobre ella. La sumisión era tal, que en el Código Civil de 1889 se recogía que ellas debían obedecer al marido y este tenía que protegerla. 

 

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Azucena Roja, la gran olvidada. La Clara Campoamor de Canarias.

No obstante, un grupo de mujeres intelectuales que tuvieron la posibilidad de estudiar y ejercer una profesión de mayor reconocimiento; reivindicaron sus derechos y apoyadas por un sector de sus compañeros de partido pudieron conseguir tras la proclamación de la II República (1931), que las féminas fueran jurídicamente iguales a los hombres. Nombres como Clara Campoamor, Dolores Ibárruri, La Pasionaria o Federica Montseny entre otras han sido reconocidas por la sociedad española en los últimos años. Sin embargo, Canarias también tuvo un referente femenino que luchó por la igualdad de género,Isabel González González, la primera concejala de Santa Cruz de Tenerife.

Azucena Roja

Isabel González González, más conocida como Azucena Roja, nació en Santa Cruz de Tenerife en 1890, en el mismo año en el que se aprobó el Sufragio Universal Masculino, en un periodo dominado por el caciquismo y el analfabetismo, en el que la escasa democracia era una quimera. Hija de madre soltera, como tantas familias emigraron a finales del siglo XX a Cuba, a su regreso a Tenerife y con lo que habían podido ahorrar decidieron abrir una tienda en el Puerto de la Cruz. Allí conoció a Aurelio Perdigón, hombre de gran carisma interesado también por la política y la equidad de clases. 
Tras casarse, ambos se mudaron a la capital. Él abrió una zapatería y ella un pequeño taller de costura en el que incluso tuvo alrededor de cinco trabajadoras contratadas. 

Isabel González fue contemporánea a dos de los mayores acontecimientos históricos; la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Revolución Rusa (1917). Estos hechos junto con la toma de conciencia de un cierto sector de la población, fueron determinantes para que González se involucrara en la política. Fue durante esta etapa cuando empezó a tener más conciencia sobre la precariedad en la que vivía la mayoría de la población, en el que la situación se agravaba si eras mujer. Por ello, participó en la fundación del Partido Socialista tinerfeño en 1919 en el Puerto de la Cruz. Desde el partido luchó por la igualdad de la clase obrera y sobre todo para que las féminas tuviesen la oportunidad de ocupar un espacio equitativo con respecto al hombre, tanto en la vida pública, como en la privada. 

Durante años escribió para El Socialista de Tenerife, con el que empezó a ser conocida por el seudónimo Azucena Roja. Escribió numerosos artículos animando a las mujeres a conquistar sus derechos y a los hombres en apoyarlas. Ese mismo año a petición de ella fundó la Liga Feminista Socialista de la que fue presidenta. En octubre los socialistas tinerfeños organizaron una asamblea en el Puerto de la Cruz, en el que según los investigadores fue la primera vez que una mujer hablaba en público en el pueblo norteño.

En 1921 Azucena Roja, se desmarca de los socialistas porque no estaba de acuerdo con la visión reformista y burguesa que tenían. Roja quiso que los socialistas apoyaran la III Internacional y que se unieran con el pensamiento marxista-leninista, sin embargo, esto no sucedió y decidió continuar su particular lucha fuera de la militancia socialista y pasó a una línea más revolucionaria, la del comunismo en España.


Años 20, dictadura de Primo de Rivera y posterior II República Española 1931

De los años veinte poco o nada se sabe de Azucena Roja como consecuencia de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y la persecución a todo resquicio de comunismo. No fue hasta los años treinta que los movimientos socio-políticos no cobraran más importancia. En este periodo Azucena Roja destacó en la Isla por su carácter vanguardista y revolucionario. Siendo una de los máximos exponentes por la lucha de la igualdad social y por razón de sexo en Canarias; abanderada del comunismo tinerfeño cobró cada vez más importancia entre la clase trabajadora y las mujeres canarias. 

El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República, mientras el pueblo salió a la calle para celebrarlo, Alfonso XIII se exilió en Italia. Durante este periodo las mujeres podían ser electas pero no podían votar, este hecho generó un acalorado debate durante la elaboración de la carta magna en el que no hubo un consenso para la aprobación del sufragio universal femenino. Algunos republicanos no creían que las mujeres estuviesen preparadas en lo social, ni cultural para ejercer este derecho. 

Una de las máximas exponentes en defender la plena igualdad jurídica fue Clara Campoamor, frente a Victoria Kent quien se posicionó en contra del sufragio universal, ya que consideraba que las mujeres iban a votar lo que les dijese su marido o el cura y por tanto no tenía validez el voto. Al final fue aprobado el derecho al voto de la mujer y el 9 de diciembre de 1931 se instauró la Constitución. El 19 de noviembre de 1933 tuvo lugar las primeras elecciones generales en España en el que las mujeres pudieron ejercer este derecho.

Ese año coincidió con el ascenso al poder del partido nazi en Alemania e imperaba el fascismo en Italia. Mientras en la Unión Soviética triunfaba el comunismo. A razón de esta ideología en Las Palmas de Gran Canaria se terminó de fraguar tras doce años de intensa lucha, el Partido Comunista de España en Canarias. Tras el logro alcanzado, Azucena Roja viajó a la Unión Soviética para asistir a las celebraciones del primero de mayo, día del trabajador. Allí estuvo varios meses hasta que regresó a la Isla para configurar la agrupación Amigos de la Unión Soviética. 

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, el 14 de marzo tomó posesión de su cargo como nuevo gobernador civil Manuel Vázquez Moro. Fue entonces cuando nombró, entre otros, a concejales de Unión Republicana, PSOE, Izquierda Republicana, y a la primera mujer concejala del ayuntamiento de Santa Cruz, Isabel González, del Partido Comunista. Incorporados todos los concejales a sus cargos, obtuvo la alcaldía José Carlos Schwartz Hernández, de Izquierda republicana, siendo uno de los concejales el poeta gomero Pedro García Cabrera.

A pesar del fervor revolucionario del país, poco le duró el cargo a Azucena Roja porque el 17 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil española. El Bando Nacional, conformado en su mayoría por militares, la Iglesia Católica, Carlistas, Monárquicos y partidos de derecha como la CEDA o la Falange Española, entre otros, dieron un golpe de estado que primero triunfó en Canarias y luego se extendió por algunas ciudades. Sin embargo, el golpe fue infructuoso ya que no triunfó en todo el país, por lo que se inició la Guerra Civil Española. Tras el triunfo de los sublevados el 1 de abril de 1939 se instauró en nuestro país una dictadura que duraría hasta la muerte de Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975. 

La Posguerra

En la Dictadura se abolieron todos los derechos conseguidos durante la era democrática y se endurecieron las penas. Las mujeres fueron las más perjudicadas porque eran consideradas como ciudadanas de segunda clase, relegadas al ámbito doméstico. El Partido Falangista era el único partido del Gobierno Franquista, este adoctrinó a través de uno de sus órganos más importantes, La Sección Femenina, a millones de españolas durante casi 40 años. Su función era preparar a la mujer para ser una buena ama de casa y esposa, además de una excelente madre para sus hijos. Privada de cualquier afán de superación o de libertad, se les enseñó a las niñas que su cometido en la vida era ser “la reina de su casa”. 

Las décadas de los 40 y los 50 fueron de hambruna, represión, miseria y muerte para todos aquellos que habían luchado en contra del bando nacional. A veces, ni siquiera hacía falta que fuera republicano para ser fusilado, muchas resquicios vecinales se saldaron con falsas delaciones y la posterior muerte o persecución de muchas familias. No obstante, en Canarias en comparación con otras comunidades hubo menos represión y gracias a un indulto decretado en octubre de 1945, Azucena Roja pudo reaparecer, pero esta vez como Isabel González a cambio de presentarse ante el General García Escámez. 

Después de casi diez años de estar escondida, González se pudo integrar a la vida legal, sin ser perseguida ni procesada, aunque con una estricta vigilancia policial porque las autoridades franquistas no se fiaban de ella, ya que diversas fuentes la citaban en eventos clandestinos comunistas. A los 71 años, Isabel sufrió una hemiplejia que la dejó invalida. El 1 de agosto de 1968 un nuevo derrame cerebral mientras se duchaba acabó con su vida cuando tenía alrededor de 78 años. 

Final de la dictadura franquista

Cuando Franco muere, el rey Juan Carlos I es coronado rey de España el 22 de noviembre de 1975. Es en este periodo cuando comienza La Transición española, que dio paso a una Monarquía Parlamentaria con la aprobación de La Constitución del 8 de diciembre de 1978. Durante los tres años que duraron los diálogos entre todos los sectores políticos se gestó una incipiente democracia que llegaría a su maduración con el triunfo socialista en 1982. La carta magna volvió a reconocer los derechos de las mujeres y la posibilidad de integrarse en la sociedad. Durante los años ochenta se reformaron diversas leyes para establecer la plena igualdad jurídica.

Aunque la mujer jurídicamente posee los mismos derechos que los hombres en la práctica no se ha cumplido. Por esta razón, los gobiernos y diversos sectores feministas han realizado diversas reformas para intentar equiparar a ambos sexos. A pesar de que las féminas representan más de la mitad de la población española, esta ocupa cargos menos importantes que los hombres, existe aún la brecha salarial, continúa la violencia machista y son minoría en espacios tan importantes como Las Cortes Generales, órgano representativo del Gobierno compuesto por la cámara baja y la cámara alta. Nos queda mucho por recorrer. 

Laura Pacheco Báez, periodista. 

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