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jueves, 28 de marzo de 2024 19:10h.

El Gobierno apela a la sensibilidad a los cazadores para evitar el abandono de hurones

La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias ha apelado a la sensibilidad de los cazadores del Archipiélago para reducir el riesgo de pérdida o abandono de hurones durante la temporada de caza que acaba de comenzar.

 

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Se recuerda la obligatoriedad del uso de bozal mientras se desarrolla la actividad cinegética y solicita a las autoridades competentes que garanticen su cumplimiento

El consejero responsable del área, José Antonio Valbuena, recuerda que el hurón es un mamífero carnívoro y depredador que está considerado altamente peligroso, ya que, cuando se asilvestra, afecta a gran cantidad de especies amenazadas en distintas partes del mundo. 

En este contexto, considera “fundamental” cumplir el artículo 7 de la Ley de Caza de Canarias, que recoge la obligatoriedad del uso del zálamo o bozal durante el desarrollo de la actividad cinegética y solicita a los agentes de las autoridades competentes que dediquen especial atención a garantizar este precepto legal, cuyo incumplimiento es sancionable.

En Canarias, el hurón ha encontrado hábitats adecuados para prosperar en islas como La Palma o La Gomera, donde podría tener una incidencia muy importante en el medio natural. Solo en La Palma se detectaron 45 ejemplares en 28 localidades diferentes desde 1998 a 2007, mientras que en La Gomera se han registrado 165 incidentes, entre avistamientos, capturas y atropellos, en los últimos cuatro años (2016 - 2019).

También se han registrado avistamientos o capturas de esta especie en otras islas como Tenerife, Gran Canaria o El Hierro, donde se ha detectado un incremento del número de avistamientos y capturas a lo largo de los últimos años. En esta última, se tiene constancia de más de 20 registros de hurones naturalizados. 

La presencia de este animal en el medio natural de estas islas u otras del Archipiélago no solo afectaría a la propia actividad cinegética, al incidir negativamente sobre las poblaciones de especies objeto de caza –como los conejos o las perdices–, sino que, sobre todo, significaría una amenaza para la conservación de las poblaciones de especies de aves nativas y endémicas que nidifican en el suelo, como la terrera marismeña, el bisbista caminero, la chocha perdiz o la paloma rabiche. 

Asimismo, se han detectado problemas causados por hurones asilvestrados en granjas de conejos y gallinas en las islas mencionadas anteriormente.