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viernes, 29 de marzo de 2024 00:49h.

La Tahonilla inaugura la instalación del esqueleto de un calderón recompuesto por el biólogo marino Manuel Carrillo

En el centro de Recuperación de Fauna Silvestre La Tahonilla, dependiente del área de Gestión del Medio Natural del Cabildo de Tenerife, se ha finalizado la instalación del esqueleto de un calderón tropical (Globicephala macrorhynchus)  varado en Tenerife en junio de 2019, concretamente en la playa de Las Teresitas.

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El animal resultó varado en 2019 en Las Teresitas y tras un largo proceso se ha procedido a la reconstrucción de la osamenta

Fue reconstruido por el biólogo marino Manuel Carrillo, uno de los investigadores con más conocimientos sobre cetáceos del Archipiélago, fallecido  en 2021 a los 64 años, y artífice, entre otros proyectos de la senda de los Cetáceos en Fuerteventura.

Los calderones tropicales pueden avistarse en Canarias todo el año, principalmente en Tenerife y La Gomera, las hembras miden aproximadamente entre 3 y 4 metros y pueden pesar unos 800 kilogramos y los machos superan los cinco metros y pueden pesar hasta 1.500 kilogramos.

 

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En la tarde del viernes 5 se hizo entrega a la viuda del biólogo, Josefa Esther Medina, una pequeña caja con un colgante de plata con la reproducción de la última vértebra del calderón a modo de homenaje. 

Carrillo mantuvo una gran vinculación con el Centro La Tahonilla, desde los inicios de la década de los 90 su vida profesional se orienta de forma muy especial hacia el estudio de los mamíferos marinos, participando desde 1991 hasta la actualidad en la Red Canaria de Cetáceos Varados. 

Un año más tarde inicia una línea de trabajo de investigación taxonómica, mediante la descripción osteológica de los ejemplares de cetáceos varados. Por estas fechas también realiza sus primeros trabajos de montaje de esqueletos. En el año 2003 se monta el Rorcual de las Salinas del Carmen, el primer elemento de lo que posteriormente sería la Senda de los cetáceos de Fuerteventura.

También fue el responsable de los montajes de esqueletos de ballenas que hoy podemos ver en Los Silos, Tenerife, y en el Charco de San Ginés, en Lanzarote, así como del espectacular montaje de la Ballena de Llanca, un rorcual común que varó en las costas catalanas hace más de 150 años y que hoy se expone suspendido del techo del Blau, el nuevo edificio del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.