La rehabilitación incide directamente en tres aspectos fundamentales, primero, en la seguridad de las personas, al producirse la modernización de lo viejo, desconchado o deteriorado, segundo, una mayor calidad de vida para los residentes y tercero, un aumento cuantificable del valor patrimonial de la propiedad.  Todos son ventajas y es construir sobre lo construido, es decir, una plasmación real de la economía circular. 

Frente a esta situación positiva, beneficiosa tanto personal, económica, como socialmente, nos encontramos enfrente con una disparata economía sumergida, cada vez más abundante y totalmente fuera de control, que hace una competencia desleal a las empresas y autónomos legales o profesionales de reconocida experiencia, que garantizan lo que hacen. A pesar de las campañas informativas y de sensibilización, que se ha demostrado con creces,  que no tienen el resultado esperado o la labor de la Inspección de Trabajo, que quizás por falta de medios humanos u otras circunstancias,  es incapaz de afrontar un problema de una magnitud que sobrepasa, con mucho, las actuaciones que realizan, hace que la situación sea cada vez más preocupante, porque está impidiendo crear empleo regularizado e imposibilitando un trabajo normalizado y estable, de la empresas que aportan las debidas garantías técnicas, de prevención de riesgos o salud laboral.   

Desde FEPECO proponemos que la medida contundente y eficaz, que acabaría con esta verdadera lacra y actividad insolidaria o por lo menos, frenaría de manera casi absoluta el auge que tiene actualmente, sería incorporar en la normativa tributaria,  la desgravación fiscal de las obras de rehabilitación o reforma en las viviendas, que permitiría y obligaría, que todo el trabajo de la construcción en este ámbito,  tuviera una transparencia total, una seguridad absoluta, que beneficiaria a la sociedad en su conjunto.