Las Pymes reclaman una reducción fiscal para sobrevivir en la economía española
El seguimiento de las pequeñas y medianas empresas (pymes) a menudo revela que no se les brinda el apoyo que realmente merecen, considerando el amplio espectro empresarial en España. La labor de estos negocios tiende a ser silenciosa; en muchos casos, trabajan con escasos beneficios y dedican excesivas horas a sus actividades. Don Carlos Magdalena es el presidente de las pymes del Sur de Tenerife, y nos hemos dirigido a él para que responda algunas preguntas sobre este tema.

Don Carlos, de las casi 3 millones de pequeñas y medianas empresas, el 99,8 % representa al empresariado español, siendo así el motor de la economía nacional. Por ello, las ayudas para este sector desempeñan un papel crucial. Este año se presentan numerosas subvenciones; algunas serán directas, mientras que otras serán incentivos fiscales y bonificaciones.
¿Cree usted que esto ya es una apuesta total por los negocios?
"No podemos considerar esto como una apuesta definitiva por parte del gobierno hacia este sector, ya que desde las pequeñas y medianas empresas siempre hemos reivindicado la necesidad de una rebaja fiscal. La reducción de impuestos no significa estar exentos de pago, sino que simplemente no podemos soportar la presión fiscal a la que estamos sometidos. Los porcentajes a los que nos referimos son significativos; representamos, creo, más del 80 % del PIB de este país, lo que nos lleva a intentar negociar con las autoridades. Sin embargo, es evidente que no hemos logrado consolidar nada, pues no hay nadie en los gobiernos—ni a nivel local, regional, insular o nacional—que comparta nuestra visión y defienda lo que nosotros promovemos: la creación y conservación de empleo. Es claro que un trabajador autónomo o una pequeña empresa no puede sostenerse si está sometido a una carga fiscal excesiva".
"Estamos hablando de que en algunos casos podemos llegar a pagar entre un 18 y un 20 %, e incluso hasta un 32 %, lo que supone una diferencia abismal en términos fiscales. Este tipo de acoso en cuanto a la presión fiscal es lo que venimos reivindicando. Cuando se hacen propagandas y se lanzan promesas de incentivos y ayudas, es importante señalar que nadie pide esas ayudas en términos generales".
"Lo que solicitamos son incentivos que reduzcan la presión fiscal; ni más ni menos. Ninguna pequeña o mediana empresa ni trabajador autónomo necesita que el Estado actúe como un "papá" que les proporcione “comidita” diaria. Lo que realmente necesitamos es la libertad para trabajar sin que se nos asfixie con tantos impuestos".
La otra cara de la moneda es que también se sabe que se han destruido 129,000 empresas y que muchas de ellas están operando en pérdidas. Por eso a veces resulta incomprensible que en algunos momentos se realicen más actividades y en otros, menos.
¿Cuál es su opinión al respecto?
"Bueno, precisamente seguimos manteniendo la misma postura del caso anterior. El agotamiento del sistema empresarial, así como la situación precaria de las PYMES, que se encuentran ahorcadas por los impuestos, efectivamente conduce a la pérdida de puestos de trabajo y al cierre repetido de empresas. Esto genera una falta de credibilidad en el Estado al afirmar que está brindando ayuda; en realidad, no se está ayudando cuando existen cifras como las mencionadas, que son alarmantes. De hecho, me atrevería a decir que pueden estar por encima de esa cifra en cuanto al número de empresas que cierran".
"Es cierto que las contabilidades que se manejan están destinadas a confundir al público; cuando se habla del cierre de un millón de empresas, se mencionan también 300,000 o 2 millones de altas en la Seguridad Social, lo cual no refleja la realidad, ya que los datos no se presentan de manera transparente. Esto es conveniente para el Estado y el Gobierno, pues les ayuda a confundir a la población y a dar la impresión de que están lanzando iniciativas de ayuda, que insisto, en muchos casos no son verdaderas ayudas".
"En este contexto, se responde casi a la pregunta anterior, ya que una vez más se pone de manifiesto que las empresas no pueden soportar la presión fiscal y, como resultado, cierran; ni más ni menos. Al final, quienes no pueden mantener a un empleado, tendrán solo uno, y quienes no tienen la capacidad de contar con ninguno, se convertirán en autónomos, una modalidad de trabajo válida. Sin embargo, lo que no se puede permitir es que más de la mitad de lo que se recauda se destine a impuestos, y luego, tras pagar, se deba volver a pagar. No parece que se esté comprendiendo la gravedad de este asunto. Hemos pagado por el mismo concepto en tres ocasiones a nivel impositivo, lo que precisamente impide que las PYMES puedan subsistir".
Para acabar, don Carlos, ¿cree usted que la ayuda que ha proporcionado el grupo Mercadona es suficiente?.
"Primero que nada, quiero felicitar cualquier iniciativa de ayuda que provenga de empresas privadas, independientemente de su tamaño. Me resulta vergonzoso que, ante desastres como el ocurrido en Valencia, seamos los ciudadanos quienes tengamos que contribuir a la reconstrucción con nuestras aportaciones, después de que los impuestos que pagamos sean mal administrados".
"En mi caso, formé parte de un grupo que movilizó a 150 pequeñas y medianas empresas, así como autónomos, para reunir alrededor de 500 euros por empresa, destinados a cuestiones de medicación y necesidades concretas. Esto es un reflejo del modelo de ayuda que representa Mercadona, que, al ser una empresa capitalizada, tiene la capacidad de realizar donaciones significativas".
"A pesar de esto, me preocupa que la responsabilidad de la ayuda recaiga cada vez más en los ciudadanos y las empresas, mientras que el Estado, que debería gestionar estos recursos, parece no estar haciéndolo de manera efectiva. La solidaridad de nuestro país es innegable; como ciudadanos, tanto pequeños como grandes empresarios, siempre intentaremos ayudar. Pero ¿hasta cuándo se perpetuará esta situación?"
"La experiencia con desastres anteriores, como los de Lorca y La Palma, muestra que las promesas de ayuda a menudo no se cumplen o se demoran indebidamente. He sido testigo de la situación en La Palma y lo que allí se prometió, así como de las dificultades que todavía enfrentan sus habitantes. Esta falta de respuesta eficaz del gobierno se ha vuelto un patrón, lo que lamentablemente puede repetirse en Valencia".
"A pesar de las polémicas que han envuelto las ayudas estatales, considero que es fundamental que los responsables políticos asuman sus responsabilidades y trabajen para proporcionar la ayuda necesaria, en lugar de centrarse en quién debería dimitir o quién es el culpable. La verdadera ayuda debería surgir de un enfoque proactivo y responsable por parte de las autoridades.
"Las empresas ayudarán en la medida de lo posible o según les convenga, ya que su naturaleza les permite actuar como deseen. Quienes realmente tienen la responsabilidad de ayudar son los gobiernos, y, desde luego, no se han justificado en el caso de La Palma, ni con Murcia, es decir, con Lorca, ni con Valencia, donde sucederá exactamente lo mismo. Además, creo que no les importamos en absoluto."