Tenerife no se merece la imagen tercermundista que dan los aeropuertos
El estado actual de la terminal del Aeropuerto Reina Sofía no es solo un problema que afecta al sector turístico, sino una cuestión que incide directamente en la calidad de vida y el desarrollo económico de todos los tinerfeños.
Este asunto trasciende las fronteras del turismo y se convierte en una responsabilidad colectiva que requiere una respuesta inmediata y eficaz basada en una visión amplia del problema y no municipalista o burocrática.
• La infraestructura actual es inadecuada y proyecta una imagen contraria a lo que Tenerife representa: modernidad, hospitalidad y excelencia.
• Las condiciones actuales no solo generan incomodidad para los visitantes, sino que afectan a los propios tinerfeños, quienes dependen del aeropuerto para sus viajes, conexiones profesionales y actividades económicas.
• La saturación de la terminal en días de alta afluencia plantea serias dudas sobre su capacidad para gestionar emergencias, comprometiendo la seguridad de usuarios y trabajadores.
• Urge una infraestructura moderna que garantice la seguridad en todas las circunstancias.
• El caos en los controles policiales, causado por la falta de agentes y la inutilización de máquinas de control facial, genera largas esperas que impactan negativamente tanto en el turismo como en los tinerfeños que utilizan el aeropuerto.
• Las colas interminables para acceder a un taxi, mientras muchos vehículos regresan vacíos a sus municipios, reflejan una organización ineficiente que afecta la movilidad y el servicio público.
• La resolución de estos problemas no requiere más impuestos ni tasas, sino una gestión pública eficiente y responsable.
• El artículo 161.2 del Estatuto de Autonomía otorga al Gobierno de Canarias la competencia en la planificación, programación y gestión de los aeropuertos, lo que hace inexcusable la dejación de funciones en este ámbito.
El Aeropuerto Reina Sofía es una puerta de entrada no solo para los turistas, sino también para los tinerfeños que viajan por motivos personales o profesionales o los inversores y empresarios que se ven atraídos por nuestro régimen económico y fiscal o por las oportunidades de negocios que ofrece.
Su estado actual es un reflejo de una falta de compromiso con la isla, su desarrollo y su gente. No se trata únicamente de mejorar un servicio al visitante, sino de garantizar que Tenerife, como comunidad, esté equipada para afrontar los desafíos del presente y del futuro.
Es hora de que las administraciones públicas, todas las Administraciones públicas, asuman su responsabilidad y prioricen una actuación urgente y coordinada para resolver un problema que afecta, sin excepción, a todos los habitantes de la isla.