En su intervención, recordó el peso del turismo en la estructura económica de Canarias y el efecto multiplicador que produce sobre el resto del tejido productivo, netamente superior al de cualquier otra actividad. “Básicamente estamos ante un turismo de ocio, aunque existan motivaciones adicionales, y es por lo que la legislación ha ido integrando a todo tipo de empresas y actividades que de una u otra forma contribuyan al ocio”, expuso.

Indicó que la tendencia en las últimas normas de ordenación turística consiste en incluir toda actividad que contribuya a la diversificación de la oferta y del desarrollo del turismo “y a veces, este tipo de ofertas se configura como la suma de la ordenación del turismo activo”. Añadió que la restauración, “en los últimos tiempos, viene a definirse como un agente turístico más”, mientras que la gastronomía “se ha convertido en uno de los principales recursos que se pueden ofrecer a los turistas que nos visitan, volviéndose una estrategia fundamental para posicionar un destino en la mente del viajero”.

Cabrera subrayó que al mismo tiempo que se trabaja por hacer visible la oferta gastronómica, se debe insistir en su adecuada comercialización. Así pues, aunque el número de autónomos descendió en su momento, dijo, la tendencia de los últimos años ha sido la de mejora, al menos en Canarias. “Los autónomos han sido y son unos de los principales baluartes de la creación de empleo en el sector, a pesar de las dificultades que deben afrontar”, valoró.

Por último, precisó que aunque hoy resulta más fácil emprender, “también es más complicado mantenerse, de ahí que se vuelva imprescindible trabajar en medidas de impulso, fomento y consolidación que ayuden a mejorar los niveles de competitividad, que hagan fluir el empleo y los servicios de calidad”.