');
Buscar
viernes, 19 de abril de 2024 00:50h.

Turquía ha vivido esta madrugada las horas más tensas de su historia reciente con la declaración, en torno a las 21.30 de ayer viernes, de un fallido golpe de Estado ejecutado por un grupo de militares contra el Gobierno del presidente Recep Tayyi

Turquía sobrevive a un golpe de Estado fallido contra el presidente Erdogan

Nadie, sin embargo, ha asumido por el momento la responsabilidad de un levantamiento que ha dejado, de acuerdo a la Fiscalía de Ankara, al menos 60 muertos,  incluidos 17 policías y un general golpista y escenas de guerra en Estambul y Ankara, puntos calientes de la fallida asonada. Fuentes médicas apuntan a más de un centenar de heridos.

 

ERDOGAN
El presidente turco afirmó que permanecerá con su “pueblo” y que no iría a ninguna parte.

La comunidad internacional ha mantenido un incómodo silencio antes de proporcionar, con el presidente estadounidense, Barack Obama, a la cabeza su apoyo al “Gobierno democráticamente elegido” de Turquía tras la primera comparecencia del presidente Erdogan, siete horas después de que se escucharan los primeros disparos en las calles de ambas ciudades.

La declaración de Obama ha ido acompañada con la repulsa conjunta emitida por los principales partidos de oposición turcos, incluido el prokurdo Partido Democrático de los Pueblos, acusado por el presidente turco de participar en la guerra que Turquía libra contra las milicias del Partido de los Trabajadores del Kurdistán.

La facción rebelde, que se sepa hasta el momento, estaba formada por más de un centenar de militares, equipados con tanques e incluso un helicóptero de combate que han provocado el pánico entre la población antes de que el presidente turco lanzara – desde una llamada por teléfono móvil – una súplica a la rebelión callejera contra los sublevados.

La llamada de Erdogan, unida al respaldo internacional y el apoyo político interno, reactivó a una población que se daba por convencida del triunfo del golpe en torno a las 23.05 horas, cuando los golpistas tomaron la sede de la cadena estatal TRT, declararon la ley marcial, ratificaron su falsa victoria y anunciaron incluso la apertura de un nuevo proceso constituyente.

Erdogan también aseguró en comentarios transmitidos en vivo por la cadena NTV que el intento de golpe fue el trabajo de seguidores de Fethullah Gulen, radicado en Estados Unidos, un clérigo al que el presidente turco ha acusado durante largo tiempo de intentar utilizar a sus partidarios en el poder judicial y en el Ejército para derrocar su Gobierno.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pidió esta medianoche a la población salir a las calles para enfrentar a los militares que intentan dar un golpe de Estado.

Sin embargo, el golpe no ha caído en silencio. A lo largo de la noche se han registrado fuertes enfrentamientos en el Parlamento de Ankara – rodeado por tanques sublevados que han abierto fuego, causando graves daños al edificio –, así como en las inmediaciones del aeropuerto de Ataturk y, en lo que parece ser hasta el momento el ataque más sangriento de la noche, contra la sede de las fuerzas especiales en el barrio de Gulbasi, Ankara, donde los golpistas han matado a 17 policías.

Los otros dos fallecidos podrían tratarse nada menos que del jefe de campaña de Erdogan y de su hijo de 17 años, aunque sus identidades no han podido ser verificadas. La cifra total de víctimas se desconoce por ahora. En cualquier caso, tratándose de las primeras horas, es de esperar que sea significativamente mayor, dadas las escenas de gran violencia que han sacudido los principales núcleos urbanos de Turquía.

HORAS DE INCERTIDUMBRE, VIOLENCIA Y MIEDO

El cierre de los puentes del Bósforo y de Fatih Sultan en torno a las 21.30 horas apuntaban lo que comenzaría media hora después. Los residentes de Ankara y Estambul atestiguaron el vuelo a ras de los tejados de aviones y helicópteros de combate y el sonido de varios disparos. El Gobierno turco confirmó el golpe de Estado en torno a las 22.00 horas a través del primer ministro, Binali Yildirim. El presidente Erdogan estaba en esos momentos con su familia, disfrutando de unas vacaciones en la ciudad de Bodrum, en el suroeste del país.

Los golpistas procedieron a tomar la sede de la cadena turca TRT, donde emitieron su comunicado. Primero, anunciaron la creación de una junta militar interina, llamada “Consejo de la Paz”, garante de una “nueva Constitución” y con la voluntad de “conservar todos los acuerdos internacionales mantenidos hasta el momento” antes de declarar la ley marcial y el toque de queda.

Erdogan hizo su aparición 25 minutos después de esta declaración. Lo hizo a través de un teléfono móvil en una llamada de voz e imagen mediante la aplicación Facetime a la cadena CNN Turk, donde sentó las bases de su mensaje de contraataque que repetiría durante las próximas horas: acusó de la asonada a una “estructura de poder paralela” – la definición que emplea para describir las tácticas de su enemigo Gulen, mientras fuentes cercanas al clérigo desmentían toda participación – y llamó a sus partidarios a combatir a los tanques en las calles antes de anunciar “el máximo castigo para los implicados”.

A partir de ahí, violencia. Primero con el ataque efectuado supuestamente por el helicóptero de combate en manos de los golpistas sobre población civil – el helicóptero fue destruido minutos después por un caza de combate –, y a continuación con una operación de los sublevados contra el Parlamento turco en Ankara, bombardeado con proyectiles de tanque.

No sería hasta en torno a las 01.00 de este sábado cuando el presidente estadounidense, Barack Obama, declaró su apoyo incondicional al Gobierno turco, poniendo en marcha una cadena de apoyos seguida por la Unión Europea, España, México, Alemania y más países, mientras partidos de oposición al presidente – republicanos, nacionalistas, y la formación prokurda del HDP – lanzaban un mensaje a favor del sistema democrático en el país y contra el golpe de Estado.

La llegada de Erdogan a Turquía en torno a las 03.00 de la madrugada en un baño de multitudes ha terminado por desactivar el golpe pero no ha dado ni mucho menos por zanjados los enfrentamientos. De momento se tiene constancia de que militares golpistas han entrado en las sedes del diario ‘Hurriyet’, donde han tomado como rehenes a un número indeterminado de periodistas, y de la cadena CNN Turk, que ha detenido su emisión.

Los testigos siguen avisando de bombardeos y tiroteos, estos últimos en la plaza Taksim de Estambul, donde unos 30 soldados sublevados se han rendido a la Policía, al tiempo que Erdogan volvía a señalar, ya en suelo turco, al clérigo Gulen y denunciaba haber sido víctima de un intento de asesinato fallido en el hotel de Bodrum, bombardeado poco después de que lo abandonara. Al menos 130 rebeldes han sido detenidos hasta el momento, según el primer ministro turco, que ha confirmado la muerte de un general asociado al golpe.

“El Gobierno elegido por el pueblo turco está en disposición de gobernar y va a seguir haciéndolo”, ha proclamado en la breve rueda de prensa que ha ofrecido a su llegada a Estambul.

Erdogan ha explicado que lo ocurrido es “un acto de traición” de “unos pocos que no han sabido digerir la unidad nacional” y, en lugar de “ser leales a su país”, se han decantado por “recibir órdenes de Pensilvania”, donde reside Gulen.

“Pagarán un alto precio”, ha afirmado y ha anunciado que “decenas” de militares sublevados han sido detenidos, instando a los restantes a “dar marcha atrás en este error inmediatamente” y entregarse a las fuerzas de seguridad.

Para el jefe de Estado esta asonada ha demostrado la “necesidad” de iniciar “un proceso de limpieza” en las Fuerzas Armadas con el fin de erradicar las “estructuras paralelas”, término que suele usar para referirse a los simpatizantes de Gulen.

Las noticias sobre el intento de un golpe de Estado en Turquía inundaron las redes sociales en la tarde del viernes, a pesar de las restricciones de acceso a Twitter, Facebook y YouTube durante las primeras horas del alzamiento.

Inmediatamente después del inicio del intento de golpe, dos grupos que observan los bloqueos a Internet informaron que existían problemas o resultaba imposible acceder a los servicios de redes sociales. Twitter dijo que sospechaba de una “desaceleración intencional” de su tráfico.

YouTube comentó que estaba al tanto de los reportes sobre que su sitio estaba caído en Turquía, aunque no experimentaba ningún problema técnico aparente, indicando que hubo una orden para limitar el acceso en el país. Posteriormente, el servicio parecía haberse restablecido.

El presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, un enemigo declarado de las redes sociales que frecuentemente ha criticado a Twitter y Facebook, se dirigió al país mediante una llamada de video a través de FaceTime que fue transmitida por televisión.

También escribió en Twitter: “Llamo a nuestra nación a ir a aeropuertos y plazas para apropiarse de nuestra democracia y de nuestra voluntad nacional”. Además retuiteó publicaciones del primer ministro y de la cuenta oficial de la presidencia que condenaban el golpe de Estado.

Al mismo tiempo, tanto partidarios como opositores al golpe de Estado inundaron las redes sociales con comentarios e imágenes, muchas de ellas eran videos transmitidos en vivo.

Un mapa que señala todos los videos de Facebook Live mostraba decenas de transmisiones en vivo desde Turquía, incluidas algunas en las que se veía a cientos de personas reunidas en las calles. En Twitter, los usuarios compartían desde Estambul y Ankara imágenes y videos, en algunos de los cuales se podían escuchar disparos de fondo.

Las Fuerzas Armadas de Turquía dijeron el viernes que tomaron el poder, pero el presidente Tayyip Erdogan prometió que el intento de golpe será neutralizado y miles de personas respondieron a su llamado de desafiar el levantamiento y salieron a las calles para respaldar al mandatario.

Turquía, un miembro de la OTAN con la segunda mayor fuerza militar de la alianza occidental, es uno de los aliados más importantes de Estados Unidos en la lucha contra el grupo insurgente Estado Islámico.

El país da un importante respaldo a los opositores del presidente sirio Bashar al-Assad en la guerra civil que enfrenta Siria y ha albergado a unos dos millones de refugiados sirios.

Turquía ha estado en guerra con los separatistas kurdos y ha sufrido numerosos ataques con bombas y disparos este año, incluyendo un atentado hace dos semanas perpetrado por islamistas en el principal aeropuerto de Estambul que causó más de 40 muertes.

Después de servir como primer ministro desde el 2003, Erdogan fue elegido presidente en el 2014, con planes de reforma de la Constitución para dar a la presidencia mayores poderes ejecutivos.

Su partido AK, con raíces en el islamismo, ha tenido una relación tensa con los militares y nacionalistas en un Estado que fue fundado sobre principios seculares después de la Primera Guerra Mundial, y que tiene una historia de golpes militares.