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martes, 16 de abril de 2024 17:21h.

La historia se repite, la Iglesia silencia los abusos sexuales de curas a menores

La noticia del día ha sido la retirada, por parte de la Fiscalía, de la acusación inicial por el conocido como caso Romanones. Se trata del padre Román para el que se llegó a pedir nueve años de cárcel por un delito de abuso sexual continuado a un menor, al considerar que no han quedado acreditados los hechos.

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Lo ha hecho en la última sesión del juicio que se celebra desde el pasado 6 de marzo en la Sección Segunda de la Audiencia de Granada por una causa que se inició cuando un joven que ahora tiene 27 años puso los hechos, ocurridos supuestamente cuando contaba entre 14 y 17, en conocimiento de la Fiscalía andaluza en octubre del 2014, y sobre los que llegó a pronunciarse el papa Francisco.

Sin embargo, la noticia en sí no tiene nada de novedoso porque la triste tradición se ha vuelto a cumplir. En España no se acaba de juzgar, condenar y purgar este tipo de delitos. Para que se hagan una idea, en el inicio del juicio por el que debía ser el mayor juicio por abusos en la Iglesia española llegaron a estar investigados diez sacerdotes y dos laicos. Con el paso del tiempo, y el avance del proceso judicial, tan sólo se llevó a cabo el procesamiento del padre Román, y a día de hoy, según la Fiscalía, ni siquiera él debería estar sentado en el banquillo.

Cuando estos casos no llegan a la Justicia es porque la Iglesia lo ha interceptado por el camino. Pero a su manera. Sin ir más lejos, otro de los últimos casos conocidos este año, en el pueblo cordobés de Villanueva del Duque, el cura que supuestamente abusó sexualmente en varias ocasiones de una niña de diez años ha sido simplemente recolocado. El sacerdote sigue en la actualidad dando misa en un pueblo cercano al que ocurrieron los hechos porque, según el Obispado, está ‘plenamente habilitado’.

Pueden pensar que se trata de un caso aislado, pero obsérvese el ‘modus operandi’ que denuncia Iglesia sin Abusos y que se resume en este caso de 2002. Según denunció en su día el abogado Carlos Sánchez, en la vicaría VI de Madrid saltó el escándalo de un cura pederasta en su parroquia. “Pese a sus denuncias, el sacerdote, Rafael Sanz Nieto, fue trasladado de iglesia y luego enviado a un monasterio. Los catequistas, que acudieron al cardenal Rouco Varela en busca de ayuda, fueron expulsados de sus cargos y el silencio se implantó en la diócesis”.

Esta indefensión motivó que el propio Sánchez creara, junto a otros compañeros, la citada asociación para intentar llevar ante los tribunales al eclesiástico. Y lo logró. El citado cura fue condenado a dos años de cárcel. Pero las condenas se pueden contar con los dedos de una mano. Porque no es lo habitual.

No existen muchos datos al respecto, pero alguno hay. Uno de los pocos estudios realizados lleva la firma de Félix López Sánchez, catedrático de Psicología de Sexualidad en la Universidad de Salamanca, y concluye que el 4,17% de los abusos contra menores en nuestro país habían sido cometidos por religiosos. La cifra aumentaba hasta el 9% si se hablaba únicamente de niños varones. “Pero la Iglesia trata de silenciarlo”. Quien así se explica es Sánchez Mato, el portavoz de Iglesia Sin Abusos”. En el caso del padre Román, la víctima “había hablado con gente en la Iglesia de Granada y hasta que no ha escrito al papa no se ha hecho nada”, subraya.

Sánchez Mato equipara la actitud de la institución con la de los partidos políticos ante un escándalo: “Poner por delante el pretendido buen nombre de una organización por delante del bienestar de las víctimas o la resolución del problema”.