Marruecos
Un emocionante comienzo de viaje: Llegada a Marruecos marcada por sorpresas y tradiciones del Ramadán
El avión tenía que aterrizar aproximadamente a las ocho menos cuarto en el aeropuerto de Marrakech, pero fue imposible porque habían demasiadas nubes y el piloto nos comunica que aterrizamos en el aeropuerto de Agadir en quince minutos, pero llevamos un retraso de aproximadamente una hora.

Una vez en Agadir, la travesía continuó con un trayecto en taxi hacia la central de guaguas. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que nos habían pegado un sablazo, pagamos 20 euros en lugar de los 10 euros que correspondían. Esta primera lección sobre el regateo en Marruecos marcó el inicio de su inmersión cultural.

En la central de guaguas, vendedores llenos de energía se acercaban constantemente para ofrecer pasajes hacia múltiples destinos. Los tickets de guaguas hasta Essaouira donde nos dirigimos son legales obviamente, pero no tienen precio marcado de imprenta, pero van marcando con bolígrafo. La adquisición de los billetes hacia Essaouira, a 189 kilómetros de distancia, requirió habilidad de negociación, logrando un precio final de 7 euros tras varias ofertas iniciales de 10 euros.
El contexto en el que se daba esta experiencia era particularmente especial, ya que el viaje coincidía con la celebración del Ramadán. Las calles reflejaban la atmósfera de respeto y solemnidad de la festividad: poco humo de tabaco y escasos turistas disfrutando de la comida en las terrazas. Sin embargo, al caer la noche, Essaouira se iluminó con un ambiente mágico, invitando a disfrutar de su espectacular vida nocturna.

Paseando por las estrechas calles del mercado, nos encontramos con el característico bullicio de los mercaderes. Con cada mirada curiosa, los comerciantes se acercaban, ansiosos por mostrar sus productos, creando un ambiente dinámico y vibrante. Al mismo tiempo, los aromas de la cocina local llenaban el aire, destacando el pescado fresco como el rey de los manjares en la ciudad.
A pesar de los desafíos iniciales, el primer día en Marruecos prometía ser solo el comienzo de una aventura inolvidable, repleta de descubrimientos culturales y sabores irresistibles que definirían el viaje.