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sábado, 15 de febrero de 2025 12:34h.

Valle de Güímar

Una nube lenticular se forma sobre el Valle de Güímar dejando una espectacular imagen

Este miércoles, al menos desde el Valle de Güímar se observó una gran nube lenticular, como desgajándose del cielo con forma de berenjena, cuando caía el atardecer y dábamos paso a la noche. El fenómeno llamó la atención de curiosos conductores que pararon su vehículo para inmortalizar la espectacular escena que hoy les mostramos.

estrella y nube
La espectacular nube cuando caía la tarde y anochecía sobre Izaña. / Norchi

Como su nombre lo indica, las nubes lenticulares se caracterizan por su apariencia similar a la de un lente convergente o platillo. Estas formaciones gaseosas son comunes en la atmósfera terrestre como parte de un fenómeno meteorológico estacionario, habitualmente durante el otoño, y no suponen ningún peligro. En este caso, más que un platillo, era en forma de aguacate o chupete, dejando un color rosado sobre el enorme cielo azul.

Aunque es recurrente que se formen en zonas donde existen montañas, su formación en otros espacios está relacionada con el movimiento del aire y la topografía del terreno.

El nombre científico de estas formaciones es “altocumulus lenticularis” y su aparición en el firmamento depende de las condiciones del viento y la temperatura en la zona. A menudo tienen una apariencia impresionante y pueden parecer estacionarias, aunque el aire fluye continuamente a través de ellas.

Aguacate, berenjena, chupete y hasta testículo, todos lo quisieron comparar su forma. / Norchi
Aguacate, berenjena, chupete y hasta testículo, todos lo quisieron comparar su forma. / Norchi

Este fenómeno comenzó a ser estudiado en el Monte Fuji, en Japón, hace años, pues es uno de los lugares en el mundo donde ocurren en cualquier tiempo estacional, debido a que la región posee el viento, la temperatura y la humedad idóneas para su espectacular formación.

Se conoce que las nubes lenticulares pueden producir un clima ventoso y más calor durante los días posteriores a su formación; incluso suponen un peligro para deportistas como los parapentistas o paracaidistas, pues obstaculizan su visión.