');
Buscar
miércoles, 24 de abril de 2024 18:52h.

España y esa maldita ideología que nos condena

Y dice el diccionario, ideología: conjunto de ideas que caracterizan a una persona, escuela, colectividad, movimiento cultural, religioso, político, etc. Es decir, primero está la persona, el grupo, la colectividad, con una ideología concreta, rocosa, ya construida, cerrada, y enfrente está el mundo con sus realidades siempre cambiantes y sus mil problemáticas a cual más complicada. Así, frente al mundo y sus problemas, llegamos nosotros con nuestra ideología, sacamos el librito y buscamos la solución. ¿Qué bonito y qué sencillo parece, verdad? Pues no, no es sencillo, ni es bonito, en realidad es una m*****, y es justo lo que nos condena como sociedad desde hace mucho tiempo, la maldita ideología. 

Bipartidismo otra vez, o de cómo volver a empezar

Y lo que venía gestándose desde hace tiempo ha terminado por consumarse de golpe y porrazo esta última semana. El bipartidismo se vuelve a imponer, diluyendo las alternativas por la derecha (Ciudadanos) y por la izquierda (Podemos), y lo que es peor, dejando a VOX en una posición inmejorable que ni ellos mismos hubieran soñado. Lo de Ciudadanos es uno de esos casos de defunciones en diferido, en los que el paciente está mortalmente enfermo pero le dejan unos meses de vida extra para que se vaya despidiendo, murieron el día en que Albert Rivera le dijo no a Sánchez para formar un gobierno de coalición con 57 diputados, ese gobierno moderado que la mayoría de los españoles querían. Y creo que el brillante Albert lo sabía, por eso se marchó antes. 

Crónica de una reunión con la Consejera Santana

Toca nota de prensa para informar de cómo fue nuestra reunión sobre vivienda con la Consejera de Asuntos Sociales Noemí Santana (Podemos), pero he pensado que sería más didáctico en formato artículo de opinión, vamos a ver qué tal sale. De entrada he de decir que era bastante escéptico, una reunión telemática no me parece lo más apropiado, aunque al final no me resultó tan mala cosa, gracias a las nuevas tecnologías pudieron participar el compañero Lolo Dorta y un padre de una familia afectada, aprovechando su media hora para el bocadillo en su dura jornada laboral.

Mi acta de ciudadanía

Creo que nunca hice una declaración vital de intenciones, más allá de lo que han podido delatarme mis acciones en estos años, y este artículo pretende ser eso mismo, una especie de acta de ciudadanía, para quien pudiera interesar. Es hora de elegir, creo, entre el ¡Sálvese quien pueda! y el Principio Esperanza, y yo elijo. Ya se acabó el tiempo en el que podías ir a lo tuyo, atrás quedaron los años en los que el barro no te salpicaba, como apuntaba esa ilustrativa viñeta de El Roto: "Cada vez queda menos margen para mantenerse al margen". Es momento de tomar partido, porque hubo unos que ya lo tomaron hace tiempo (políticos y corporaciones, las dos caras de una misma moneda), y parece que no pensaron demasiado en nosotros. Se trata de decidir qué hacemos, nosotros, los de la calle, cuando ya, con plan o sin plan, parece que se han cargado a la clase media, y prácticamente solo quedan "ricos" o muy "ricos", pudientes y poderosos a un lado, y al otro lado el resto, la gran mayoría, repartidos entre "pobres", muy "pobres", precarios sobrevenidos, apurados, supervivientes, aguantados, trileros de poca monta, pequeño rentistas, gente que anda en el filo y algún que otro burgués que aún no se dio cuenta de qué va la cosa.

La pandemia de los actos de fe, la lotería y el marketing

Sí, hay un virus que afecta especialmente a personas mayores con patologías previas que está llenando más de lo habitual nuestros hospitales en una sanidad pública muy maltratada y escasa de recursos materiales y humanos. Y es posible que solo por estos dos detalles estén justificadas la mayoría de las medidas y restricciones que se están tomando, pero más allá de eso no me pueden negar que hay muchas cosas que no se sostienen, y aceptamos pulpo como animal de compañía y decimos que el emperador está vestido porque no nos queda más remedio.

"Llamamiento urgente a periodistas y científicos"

Vaya por delante que sí, admitimos que hay un virus que afecta, contagia y a algunos se los lleva. Pero ya está bien de cargar siempre contra los ciudadanos. Alguien tiene que parar esta locura, esta huida hacia adelante sin razón y sin frenos. El emperador está desnudo y eso es algo que muchos ya afirman en privado, el asunto es ver quién se atreve a gritarlo en público, y ahí tenemos el problema: los pocos que nos atrevemos a cuestionar el traje del emperador, esto es, las medidas desproporcionadas que se están aplicando para atajar la pandemia, somos inmediatamente descalificados, bien por colocarnos la etiqueta despectiva de negacionistas, terraplanistas, iluminatis, egoístas, insolidarios o fascistas, o bien porque no tenemos un título científico que avale nuestras afirmaciones y por tanto no sabemos nada ni podemos hablar de nada con propiedad. ¿En este punto qué puede hacer alguien como yo, que se define ciudadano del mundo, escritor y activista social? Pues justo eso, seguir escribiendo, aunque sean pocos los que me lean y aún menos los que se activen. Y dado que no soy científico ni titulado en nada, me voy a ahorrar la parte de intentar convencer a nadie con estudios de investigación o razonamientos técnicos, limitándome a hacer este llamamiento urgente a los que tienen voz autorizada cómo científicos, y a los que tienen los altavoces y los micrófonos como periodistas. 

Nuevo Orden, viejos problemas y la urgencia de una tercera vía

No diré lo del Nuevo Orden Mundial para que no me llamen conspiranoico, pero no podrán negarme que el mundo ha cambiado radicalmente de un año a esta parte, y hay serias dudas de que podamos recuperarlo cómo era antes, aún con sus numerosos vicios e imperfecciones. En este contexto muchos son los problemas que nos acechan, unos nuevos y otros no tanto. En el presente artículo  voy a centrarme en dos de estos problemas, aunque la misma reflexión valdría para otros muchos de los retos que nos preocupan hoy. El asunto es que, sea nuevo o sea viejo, siempre abordamos el problema desde una perspectiva ideológica, cerrada y encapsulada que nos obliga a aceptar el paquete completo de argumentos predeterminados sin posibilidad de discrepancia o modulación.