Pero al final ha sucedido, he sido atacado por el virus SARS-CoV-2 variante Ómicron, y a pesar de estar vacunado me ha afectado con toda su dureza. Del leve dolor de garganta hemos ido pasando al malestar general, dolor de huesos, de cabeza y algo de fiebre, y por lo tanto, comenzando el nuevo año de la peor manera, confinado y en la cama, tratando lo máximo posible no afectar a la familia.

Se ha dicho que la variante Ómicron era más leve que la anterior, la Delta, que era como una gripe una poco fuerte, pero lo pongo en duda, mientras la enfermedad avanzaba, los síntomas iban in crescendo sobre todo en las largas madrugadas sin poder dormir.

Un fuertísimo dolor de garganta como nunca antes sufrido se apoderaba de mí, la luz de la garganta se cerraba por la inflamación, y junto con la mucosidad en las vías nasales cada vez era más difícil respirar. Piensas en que cómo es posible que estando vacunado este tan afectado y también piensas en la muerte, en sí vas a formar parte de las estadísticas como fallecido sin patologías previas. Si vas a ser ingresado y entubado en la UVI y lograr sobrevivir.  Llamas al 112 y te sale en mensaje que "estamos saturados y que te mantengas a la espera, y si no le devolveremos la llamada", todavía estoy esperando esa llamada.

Después de tres días en estado crítico, y gracias a la medicación, sobre todo el intenso dolor de garganta fue disminuyendo, ya al tragar no parecía que ingería ácido sulfúrico, ya se podía respirar mejor, gracias a mi mujer y a mi hija, que arriesgándose a ser contagiadas, han estado pendiente de mi cuidado, soy muy afortunado por tenerlas.

El hecho de estar vacunado no ha impedido la acción del virus, no sé qué habría pasado de no estarlo, no quiero que esto sirva de baza para los antivacunas, muchos de ellos han fallecido por la Covid, también es cierto que muchos otros han sobrevivido. Por mi experiencia vivida yo aconsejo a todos la vacunación. Quiero pensar que he sobrevivido a la Covid-19 gracias a ello.