¿Eres de los que bailas felizmente?
Confieso sentir envidia sana cuando estoy cerca de parejas bailando, especialmente si están bailando salsa o cualquier canción verbenera y estoy casi convencido de que a muchas parejas que las observo detenidamente cuando menean sus cuerpos sensualmente marcando perfectamente los pasos, están yendo a clases de bailes, porque bailan marcando tan bien los pasos que da gusto verlos, disfruto muchísimo viéndolos disfrutar y estas parejas bailarinas saben que los estamos mirando desconsoladamente.
¿A usted le gusta bailar querido lector? A mí personalmente durante toda la vida me ha gustado bailar, pero tengo que bailar solo, porque no es fácil aguantar a los que nos gusta mover el esqueleto bailando aunque no sepamos.
El sábado veinticuatro de agosto al final de la tarde, estuve gozando el espectáculo de muchas parejas bailando salsa en la plaza de Tijarafe, pero tengo que recalcar que algunas parejas que vimos bailando, llevan bailando todas las noches con un amor increíble, porque mientras bailan están mirándose a los ojos de aquella manera inexplicable y al mismo tiempo superconcentrados con los movimientos de los pasos. Siento envidia sana, lo reconozco, confieso que tengo una envidia sana terrible, pero esta enfermedad es curable y pienso bailar muchísimo el resto de mi vida, porque voy a marcarme esta meta tan sencilla.
La felicidad es una actitud del cerebro y desgraciadamente millones de personas que tienen la posibilidad de poder cantar, bailar, nadar u otras infinitas posibilidades, están perdiendo el tiempo con gilipolleces, sin entrar en detalles. Perdone las molestias y gracias por la atención prestada.