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viernes, 29 de marzo de 2024 10:15h.

El Norte de Tenerife

Tenerife es una isla dividida comarcalmente en tres zonas bien diferenciadas, Norte, Sur, Zona Metropolitana. Desgraciadamente mal comunicadas, debido a la escasez, antigüedad y carencia de una eficiente red viaria. Es un problema crónico desde hace más de tres décadas, que no han podido resolver los distintos responsables públicos, que han tenido tareas de gobierno. Seguimos atascados, inmovilizados y colapsados, en esas colas interminables, permanentes, que tanto daño hacen a las personas, a la economía y al medio ambiente. Hay que vertebrar la isla, uniéndola, para que pueda tener la fortaleza que requiere. 

 

Antes de la pandemia de la COVID-19 y debido al desarrollo del Sur, como consecuencia del aumento del turismo, esa zona cobró una evidente preponderancia económica, convirtiéndose en el verdadero motor del sistema productivo insular. Paralelamente, se produjo un deterioro paulatino, pero constante del Norte, que pasó de aquellos años dorados, donde el Puerto de la Cruz brillaba con luz propia, llegando incluso, a ser la marca de Canarias en la Península o en el extranjero, a desaparecer casi por completo, ya no sólo como referencia foránea, sino incluso local.  Poco a poco, desde los centros de poder, se ha abandonado todo interés por revitalizar el Norte, es más, diríamos, que ha desaparecido de cualquier prioridad o incluso, cualquier acción concreta a desarrollar.

Mucha culpa del retroceso que padece, tiene que ver con la falta de conectividad con el resto de la isla. La TF-5, es una vía insuficiente para la demanda existente. Las colas diarias, son ya una característica más del paisaje y de la paciencia de los residentes, que tienen un mérito verdaderamente ejemplar por su aguante. Su ampliación tenía que haberse ejecutado hace ya muchos años, como prioridad absoluta, en cambio, no se ha hecho casi nada, a no ser, algún que otro reasfaltado. Dejadez incomprensible, porque era y es un problema que se ve, sufriéndolo diariamente, año tras año, recibiendo sólo como respuestas, promesas incumplidas o retrasos inexplicables, a la hora de hacer los proyectos oportunos, licitarlos y ejecutar las obras necesarias. Aunque parezca asombroso, seguimos igual, es decir, sin acometer lo que todos sabemos que hay que hacer, la ampliación de la vía. No olvidemos que, a primera hora de la mañana, se tarda más de Buenavista a Santa Cruz en coche, que de Tenerife a Madrid en avión.

Hace unos meses, se produjo un fuerte debate político y social, sobre la conveniencia de la construcción del Puerto de Fonsalía, en Guía de Isora. Pero nadie se acordó, ni habló,  del esperado y ansiado puerto en la Ciudad del Puerto de la Cruz, cuyo proyecto, lleva también dormido,  en gavetas de despachos oficiales hace mucho tiempo, sin visos de que se abran para desempolvarlo y llevarlo a cabo. Parece que no interesa que haya un resurgimiento económico del Norte, al evitar la construcción de esas infraestructuras básicas o estructurales, que le permitirían empezar y coger otra vez carrerilla. Ya no digamos del mal llamado Hospital, que en estos momentos solamente es un centro sociosanitario y que es, a todas luces, insuficiente para el atendimiento sanitario requerido por la población, que no ha sido terminado, en su funcionamiento global, por falta de interés o quizás, por la intromisión de otros intereses.  No dejemos de mencionar, por las repercusiones sociales y económicas, el despoblamiento que se produce desde San Juan de la Rambla hasta los municipios de la Isla Baja, que es la “Tenerife vaciada”.

El Norte necesita más atención, cariño y acción,  por parte del Cabildo Insular y del Gobierno de Canarias, por la precariedad que está atravesando, que necesita ser curada inmediatamente. El refrán lo dice claro, “el que buen norte tiene, seguro va y seguro viene”, que se cumpla.

Oscar Izquierdo

Presidente de FEPECO