');
Buscar
jueves, 25 de abril de 2024 01:16h.

Arona y el ocaso de Mena

No hay una sola Arona, sino muchas. Tal es la complejidad de un municipio fragmentado en barrios dispares que, aún con sus diferencias, sufren por igual a un alcalde que ha resultado nefasto para el municipio. La situación en Arona es insostenible debido al progresivo abandono perpetrado por Jose Julián Mena y su débil equipo de gobierno.

Tras obtener la mayoría absoluta en las últimas elecciones, Mena acabó dilapidando su capital político, enfrentado a la mitad de sus concejales, hasta que sus propios aliados y un electorado atónito se dieron cuenta de que habían votado a un "rebenque político" que miente de forma compulsiva.

Mena no tiene capacidad para gestionar un municipio tan importante como Arona, pero Ángel Víctor Torres, por razones ocultas, le devolvió la candidatura a la alcaldía ante el asombro de la militancia socialista. Cosas de la vida y de la política, que vuelve a demostrarse como el arte de lo imposible, con la paciencia de las víctimas de siempre al límite de lo aceptable.

Es probable que Mena se haya visto superado por los acontecimientos, pero en vez de reconocerlo y mostrar la humildad de un líder carismático, se ha encadenado al trono de su castillo, apenas habla con los vecinos y hace tiempo que perdió la confianza de técnicos municipales y funcionarios. Arona es un caos que llevará tiempo arreglar, desde la dejación en los servicios más elementales hasta el ninguneo a la ciudadanía.

Mientras la gente habla del desastre, mezcla de hastío y frustración con un alcalde zombi, y los inversores no quieren ni oír hablar de invertir en un lugar sin seguridad jurídica, Mena mira a la cámara y sonríe.

En las próximas elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, Arona será quien sonría aliviada cuando al fin diga adiós a un alcalde que ha traicionado al pueblo en el que nació.