Tu feminismo es una marca
Los logros del feminismo acabarán convertidos en iconos capitalistas, como meros objetos de usar y tirar. Igual que cualquier figura histórica o movimiento político, cuya memoria ha quedado vacía de significado después de estamparse en camisetas y artículos de merchandising, el valor simbólico de una mujer empoderada es estrictamente comercial, una imagen revolucionaria ideologizada que cambia nuestra percepción estética sobre determinadas personas o situaciones, pero que, en realidad, sirve a los mismos fines: el feminismo como producto/moda superficial que ofrece y obtiene suculentos rendimientos publicitarios.
Llegados a este punto, convendría preguntarse si los millones de mujeres que se auto publican híper sexualizadas en las redes sociales, ya que necesitan de forma ansiosa sentirse atractivas, ayudan en algo a la lucha contra el machismo desde un postureo que busca seducir en vez de apelar al proceso de transformación personal que deviene en social.
Muy bien hermana, pero a los catorce años supiste que, si estás buena, la sociedad será amable contigo. Y luego aprendiste que la solidaridad entre las chicas es, como mínimo, improbable, en un sistema que fomenta la competitividad, el consumismo frenético, y el canon de belleza por encima de todo.
Tienes que ir al gimnasio y conseguir el culo que se necesita para triunfar y obtener seguidores, y ya que estamos, odios y envidias tampoco vienen mal. Y, por cierto, hablas del feminismo en plan activista, pero te vendes, y te gusta que te compren, como les pasa a los hombres, que son deseados en función del dinero que poseen.
Siento decirte que tu feminismo es una marca, como tú, como todos nosotros. Vales lo que produces. El poder de tu cuerpo caducará y tus reivindicaciones son carne de anuncio en la trituradora de masas.
Amiga feminista, los avances en igualdad son un espejismo cultural, y tu no haces nada para impedirlo.