Después de la deportación forzosa, un pasado hambriento de odio y venganza cede su espacio vital a este paraíso turístico en ciernes. Y en el centro de la operación urbanística, estará la joya de seis estrellas, proclama henchido Mr. Harrison, un hotel de 600 habitaciones con jacuzzi individual, un gigantesco spa, campo de golf, canchas de tenis, gimnasio, piscinas infinity.

Y ahora viene lo mejor, uno de los restaurantes temáticos ofrecerá delicias de la gastronomía palestina reinterpretadas por la creatividad de un cocinero importado del precioso campo de concentración donde ha sido realojado lo que queda del pueblo gazatí. Tendremos visitas guiadas a los túneles de Hamás y se podrá asistir a una representación del secuestro y posterior liberación de rehenes israelíes, gracias al buen hacer del señor presidente Trompa de elefante naranja, rey híper activo de su propia selva porque así lo ha querido el Dios hebreo y todos los demás dioses, que desean lo mismo por el bien de nuestra salvación.

Mis ojos extasiados, recita Mr. Robinson al atardecer, se anegan de lágrimas por la emoción que brinda este orgulloso momento histórico. Acabar con una guerra eterna, limpiar de esta tierra a los que no son dignos de poseerla, para generar riqueza y puestos de trabajo. Parece que hay palestinos reeducados queriendo trabajar de camareros y sin cobrar. Benditos sean.