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lunes, 17 de febrero de 2025 00:00h.

Ómnibus zombi

Cada día que pasa es otra gota que colma el vaso de la ridiculez política. Perdido el horizonte del independentismo en el actual procés de normalización en Cataluña, Junts y Esquerra Republicana se dedican a buscar su razón de ser, lo que se traduce en un complicado y poco creíble retorno a unas señas de identidad casi olvidadas. El tardosanchismo ha entrado en vía muerta debido a que sus socios Puigdemont y Junqueras se encuentran en plena crisis existencialista, mientras la ultra derecha de Alianza Catalana se sube a la ola rupturista que cotiza al alza en la Europa asustada.

El peor momento para proyectar al exterior la imagen de un gobierno frágil y sin apenas capacidad de maniobra, tras otra derrota parlamentaria. Lo peor no es que se hayan rechazado los últimos decretos presentados en bloque, sino la reacción sospechosamente planeada de antemano por parte de diputados reducidos a simples voceros mediáticos. Se han rebasado los pocos límites que quedaban porque si hace falta, se juega con las pensiones o en el caso de Canarias, con la gratuidad del transporte público.

El Congreso es el teatro de una continua gresca partidista y a la ciudadanía moderada, que aguanta, pero no es tonta, le están entrando muchas ganas de acabar por lo criminal con esta farsa, votando lo que nunca pensó votar. La deriva autoritaria, mal que le pese a las democracias liberales, parte de una demanda muy clara proveniente de amplios sectores, incluyendo últimamente a los más jóvenes.

El hartazgo frente a los usos y costumbres del bipartidismo clásico provoca el rechazo a las izquierdas y derechas tradicionales, obnubiladas por sus respectivos ombligos, que ahora se ven superadas ante la llegada de auténticos disruptores de un sistema zombi. El decreto ómnibus se parece a la legislatura, una guagua llena de muertos vivientes.