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viernes, 18 de abril de 2025 00:00h.

Pájaros de Fuego

Leo en la Vanguardia una entrevista a Ray Kurzweil, científico computacional y visionario de la Inteligencia Artificial. Este futurista que ya sorprendió con sus predicciones sobre la inminente llegada de la singularidad -fusión entre humano y máquina-, afirma que “en 2045 conectaremos nuestro cerebro a la nube mediante nano robots que se introducirán en el torrente sanguíneo.

Nuestra inteligencia se multiplicará por un millón: seremos más divertidos, creativos e innovadores. Desbloquearemos nuevos niveles de consciencia, podremos elegir y cambiar la apariencia física, hablar todos los idiomas y visualizar formas en 11 dimensiones.

Crearemos replicantes indistinguibles de los originales. El costo de todo disminuirá, dedicaremos menos tiempo al trabajo y más a nuestras pasiones. La renta básica universal ayudará a mantener una vida estable. Nos pareceremos más a Dios. La vida humana cambiará para siempre”.

Vuelvo atrás 20 años desde el horizonte imaginable de Kurzweil hasta situarme en este presente cargado de ruido incesante y de artimañas psicológicas para justificar guerras contra los enemigos de nuestra seguridad. Aún asumiendo el optimismo de pensar que en solo dos décadas cambiaremos tanto como para dejar de luchar por el poder, se pone muy cuesta arriba vaticinar que recursos y territorios estratégicos dejen de importar porque el nuevo humano aumentado no deseará imponer su superioridad en términos económicos.

La capacidad de adquirir esa potencialidad podría estar al alcance de una élite concreta, con lo que la brecha de la desigualdad sería insalvable, dejando a una gran cantidad de población como material sobrante, inútil y totalmente prescindible. Los giros hacia el autoritarismo que han comenzado a generalizarse predicen la instauración de un tecno feudalismo en mayor medida que la universalización feliz de la singularidad propugnada por Kurzweil.

Si no fuera así, el mundo actual no estaría dominado por rudos negociantes en cuya cabeza revolotean drones como sádicos pájaros de fuego.