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viernes, 18 de abril de 2025 00:00h.

Vox salta al ruedo municipal

Lo que parecía una anomalía política, forma parte normalizada del paisaje en un momento de alto voltaje mundial. La entrada de concejales amparados bajo la marca de VoX en los gobiernos municipales de Arona y Granadilla significa que pueden pactar o llegar a acuerdos puntuales casi con cualquiera, servir de muleta a la hora de repartir cuotas de poder y afianzar su crecimiento.

A ras de calle, lo que cuenta de verdad no es el color político sino la persona que será valorada por lo que hace y no por lo que dice.

En un ayuntamiento, la capacidad de gestión de un concejal para resolver los problemas de los ciudadanos tiene más importancia que las siglas a las que representa. La movilización del voto no es exactamente la misma cuando se aborda el escenario local por lo que no hay que confundir el discurso de VoX en clave nacional con el que atañe a la dinámica de un municipio concreto.

Esa retórica trumpista alineada con la internacional de ultraderecha sirve para establecer un marco ideológico que es de limitada aplicación en la política municipal, incluso en lo que se refiere a la batalla cultural. Lo anti woke frente a lo woke se diluye en la práctica cuando estamos hablando de agilizar los trámites administrativos, mejorar los servicios municipales, ponerse al día en el otorgamiento de licencias o crear una campaña de imagen turística que sea innovadora.

El juego de las mayorías y las mociones de censura remueven la arena política y se produce un intercambio de cromos que muchos no entienden porque da la sensación de que se pervierte la democracia, premiando el oportunismo político, pero la democracia es precisamente eso, imperfecta. VoX no es más que otra pieza del puzzle y las líneas rojas son muy útiles en campaña electoral. Después, todo es posible.