Después de visualizar hasta el hastío los diferentes vídeos emitidos unos, y otros de "extralenguis", nos damos cuenta que no hay ninguno igual, el denominador común era el Golpe pero los personales salían y entraban en escena sobre la situación conforme iba desarrollándose esta asonada. Solo tres políticos fueron desde el principio los que vieron todo lo que paso y aguantaron estoicamente (o así nos lo pareció) a la entrada de la Guardia Civil, a los tiros y al enfrentamiento entre Tejero y el General Gutierrez Mellado, intercediendo el mismo Suárez.

Estos estuvieron en su escaño y se les sumó Santiago Carrillo que sin aspavientos quedo en su escaño saltándose y desobedeciendo la ordenes de tirarse al suelo, como así lo hicieron el resto de Diputados escondiéndose bajo sus asientos.

Una de las preguntas que todavía queda en el éter, es que se presume que más de un "topo" político sabia lo que iba a pasar esa tarde. Para los tres políticos más poderosos que en ese momento tenia España tenia sentados en su Hemiciclo, Carrillo, Mellado y Suárez, la "Transición había muerto" con ese 23F, pero creemos que fueron visionarios para ellos entraba otro interés para la política española, con un terreno limitado en ese momento pero en vías de ampliarse como así después se vio con el juego que puso en solfa el Socialismo de Gonzalez hasta la entrada de Aznar.

Así y todo ese desagradable suceso puso también la revisión que en este País desde siempre han habido traidores consumados por la envidia que les ha rezumado por todos sus apestoso cuerpos, ya que como se sabe han sido muchos, y que por suerte nuestra no han salido ganadores ni a flote.

El 23F fue y debe de ser un estudio de lo que España puede hacer desde el punto más insólito de su política, y en que grado de traición a las leyes juradas y aceptadas fueron algunos capaces de hacer. Muchos han muerto callados como estatuas y llenos de culpa de lo que paso, y otros siguen callados y dañando con su mal ejemplo lo que España no se mereció, y fueron esas difíciles horas en donde nos jugamos la democracia que hoy tenemos.

Salvador Barnes