25 años, un cuarto de siglo y, ¿Qué ha cambiado?
Según con que perspectiva se mire parece que nunca ha ocurrido, que pasó hace mucho tiempo y, para otros que fue hace poco, lo cierto es que fue aquel 12 de enero de 2000 cuando se debatió la ILP por la defensa de un Hospital Público para el Sur Suroeste de Tenerife. Iniciativa presentada en abril de 1998, con su correspondiente texto legislativo articulado, que visto lo que ha pasado, nunca agradó a “sus señorías”.
defensa de la ILP por un hospital público en el sur de Tenerife
Para ponernos en contexto, hay que recordar que en aquellas fechas estábamos en precampaña electoral para las elecciones generales, exactamente tres meses mas tarde, el 12 de marzo y, obviamente la foto política saldría movida si no se aceptaba su toma en consideración, `por lo que falsamente se aprobó su toma en consideración por unanimidad. Lo de “falsamente” quedo demostrado y tangible el 28 de junio de ese mismo año, al presentar enmiendas al texto presentado por la ciudadanía, dejándolo enmierdado el articulado a través de la Ley 4/2000, que salió adelante tras ensuciar y denigrar el trabajo hecho desde la organización promotora de esa ILP. De hecho, el texto legislativo aprobado quedo de la siguiente manera:
“Artículo único. - El Gobierno de Canarias integrará en su planificación sanitaria, promoverá y construirá un complejo hospitalario y sociosanitario que combine la asignación de recursos hospitalarios para la atención de media y larga estancia y de personas mayores necesitadas de cuidados continuados con la asignación de recursos asistenciales propios de la Atención Primaria y Especializada Ambulatoria para la atención de la población de las comarcas sur y suroeste de la isla de Tenerife.
Así mismo, garantizará la existencia de un número suficiente, para atender la población de las citadas comarcas sur y suroeste, de camas hospitalarias de segundo nivel para procesos agudos, en centros públicos o concertados integrados en la red hospitalaria de utilización pública.”
No han sido capaces ni de cumplir lo que ellos mismos han aprobado, ¿Dónde está el centro sociosanitario para la atención de personas mayores necesitadas?, a sabiendas que Tenerife y Canarias en general, tiene un déficit de camas de estas características cifradas en 8.000 unidades. Afirma la ley que se garantizará a la población de camas hospitalarias de segundo nivel para enfermos agudos en centros públicos y concertados ¿Dónde están esas camas públicas?, ese si, en concertadas (privadas para entendernos mejor), sí que se han duplicado, en instalaciones hospitalarias en este cuarto de siglo y, entre tanto, seguimos conociendo como mujeres de este sur dan a luz en la autopista, entre tanto acto tercermundista, al tiempo que se les llena la boca a los “del poder” desgañitándose que vivimos en una sociedad moderna y en pleno progreso, enarbolando los récords de turistas. Es más, los dirigentes políticos nos criticaban, desnaturalizando la reivindicación, diciendo que pedíamos un hospital general de tercer nivel, argumentando la inexistencia de recursos económicos, materiales y, humanos, cuando siempre se ha reclamado uno de segundo nivel, en cambio a día de hoy, uno de esos hospitales privados lo han catalogado como hospital universitario. ¿Qué ha pasado? ¿Hay recursos económicos, materiales y humanos para un gran hospital universitario privado y no para uno público de segundo nivel?, a sabiendas que ese hospital privado sólo es viable mientras lleguen turistas a la isla y, prueba de ello, es lo que sufrimos durante la pandemia del COVID 19, que le pagamos los ERTES a sus empleados porque carecía de “clientes”, dejando en desamparo a muchos pacientes ante la necesidad de sanitarios.
En fechas previas al debate de la ILP, el entonces consejero de sanidad, Julio Bonis, declaró: “la posibilidad de construir un hospital en el sur es cero”, el entonces director del servicio canario de la salud, a la postre presidente del gobierno durante el debate de la ILP, presentación de enmiendas y aprobación de la ley, Román Rodríguez, en un desembarco que hizo en el sur, expresó: “no se justifica la creación de un hospital en el sur” y, para colmo de la hipocresía, el presidente del cabildo, Ricardo Melchior, afirmó “que le indignaba el retraso del hospital del sur”, pues con estos mimbres no era difícil el saber el cesto que estaban tejiendo.
Durante el “pacto de las flores”, más bien espinas y cardos, parecía que había otra luz, otro color más vivo, pero durante esos cuatro años no se invirtió ni siquiera un cacharro de pintura para adecentar el cartel de la entrada, aunque quizás la pintura tuviese más dignidad que “sus señorías” y no quería ser cómplice de que exista ese infame cartel de “hospital del sur” cuando nunca ha dejado de ser EL MOJÓN.
También es cierto que en este cuarto de siglo se han llevado a cabo obras y otorgado licencias, como el autorizar la destrucción de los montes de Vilaflor, para mayor gloria económica de las eléctricas, proyecto paralizado por la movilización ciudadana, de la cual se expulsó al que dijo sentirse “indignado por el retraso del hospital del sur”. En contra de los criterios técnicos y científicos y con la oposición de la ciudadanía, llevaron a cabo el inútil gilimuelle de Granadilla, del que se llegó hablar de una comisión política del tres por ciento, comisión de la que nunca más se supo ni se sabrá. Realizaron grandes esfuerzos e inversiones económicas en llevar a cabo el gilipuerto de Fonsalía, suspendido por ahora, hasta que aparezca el colega oportuno. Han otorgado licencia y autorizaciones para que se lleve a cabo un hotel que destruye la playa virgen de “la tejita”, sin importarles nada la destrucción de un espacio natural como las Dunas, así como bailar en el filo de la legalidad con la demarcación de costas. Defienden y otorgan licencias para destruir el puertito de Adeje y todo el terreno a su alrededor, desoyendo todo informe técnico y medioambiental al respecto, destruyen plantas endémicas protegidas, monumentos arqueológicos y, todo por lo que llaman “progreso”. Se empecinan en llevar a cabo la obras e instalación de los tristes trenes que, solo mirando las webs de los operadores en otros lugares continentales, se puede comprobar que el coste de mantenimiento es insoportable para esta comunidad autónoma, pero al igual que el gilimuelle de Granadilla ¡Qué más da!. Están obstinados en llevar a cabo la pista de Scalextric en Atogo, a sabiendas que no existe un circuito en el mundo que sea rentable, es más, en Europa han tenido que cerrar varios por la imposibilidad de sostenerlos, incluso en lugares donde existen fábricas de vehículos y que precisan un circuito para sus pruebas, pero aquí parece que somos más “listos” que el resto. Y otras tantas tropelías que han hecho en estos cinco lustros.
Analizando lo que se ha llevado a cabo en estos 25 años, podemos llegar a la conclusión que nos equivocamos en la forma de reivindicar un hospital público para el sur suroeste de Tenerife, pues tendríamos que haber buscado la fórmula de que alguien, colega de “sus señorías” al ser posible, tuviese algún pelotazo, que se ubicase en un lugar donde se destruyese riqueza ecológica y, que se diseñase de forma inservible. Pues visto el modus operandis de quienes nos gobiernan, es lo que priorizan.
Pueden llegar a molestarse, incluso a enfadarse (orgullo para el autor si es así), si decimos que el edificio ubicado en Teobaldo Power no es la representación de la ciudadanía, sino una cede multi empresarial, porque visto lo acontecido, más que un parlamento es un Word Trade Center donde los “consejeros delegados” cobran dinero público, con la paradoja que piden a la ciudadanía que elija a los miembros de dicho club empresarial cada cuatro años, vamos, como si al reo le pidiesen que eligiese al verdugo.
Toño Linares