Nadie pondrá en duda que la violencia más despreciable es aquella que tiene como víctimas a los más vulnerables. Este es el caso de cualquier forma de violencia que se ejerza sobre las personas menores de edad, una violencia que puede pasar desapercibida en numerosas ocasiones por la intimidad de los ámbitos en los que tiene lugar, como puede suceder en los entornos familiar y escolar, espacios en los que pueden tener lugar estos actos violentos con mayor frecuencia.
Cada año, en nuestro país, se interponen miles de denuncias por delitos violentos contra menores de edad.
Hoy me siento muy satisfecha por poder votar a favor de una ley que tiene por objeto garantizar los derechos fundamentales de las personas menores de edad, su integridad física, psíquica, psicológica y moral frente a cualquier forma de violencia, estableciendo medidas de protección integral para los niños y niñas. Esta ley que aprobamos hoy en el Senado es una ley integral que abarcará todos los ámbitos: familia, educación, entorno sociosanitario, medios de comunicación y redes sociales, deporte y ocio, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y operadores jurídicos.