Cuando creíamos que estaba superada la Crisis con mayúscula, que padecimos hace una década, empiezan a notarse síntomas de un enfriamiento económico global. Disputas comerciales entre Estados Unidos y China, inestabilidad política en muchos países, brexit, aumento de la insolvencia, repunte de los expedientes de regulación de empleo, desaceleración en el consumo, así como el calentamiento del sistema y otras variables más técnicas, auguran unos tiempos difíciles, cuando todavía no estábamos totalmente restablecidos de la ultima experiencia negativa, que tanto daño hizo a nivel empresarial, laboral y personal. Aunque la recuperación emprendida a partir del 2.014 se notaba más en la macroeconomía que en las economías familiares, no cabe duda, que estábamos esperanzados en ir remontando la dichosa crisis que destartaló el tejido empresarial y en el caso concreto de la construcción, casi lo aniquiló por completo.