jjafonso
Pues tantas vueltas le dio la señora Dávila al asunto de la movilidad en Tenerife que ha vuelto a la casilla de salida que planteó Ricardo Melchior en su momento: la catenaria como solución. Hombre, no exactamente, porque hace 20 años además de iniciarse el proyecto del tranvía (en 2004 empezaron las obras que consiguieron que TITSA perdiera 22 millones de usuarios para que el tranvía ganara 14) tenía competencias en ese cabildo en materia de movilidad un viejo alcalde franquista, de Garachico, que debe ser la última persona en esta Isla que creía en los carriles exclusivos para guaguas y para taxi, de hecho los últimos que se hicieron en Tenerife a la entrada de Santa Cruz los planteó y los desarrolló Lorenzo Dorta.