Una crisis económica se puede definir, de forma generalizada y simplificada, como una recesión, es decir, una disminución de la actividad del sistema productivo, que lleva aparejada, pérdida de empleo, cierre o dificultades serias, para mantener vivo el tejido empresarial, descenso cuantificable del consumo y retraimiento de la inversión. Los factores que la producen son variables, desde el aumento del precio de las materias primas, el encarecimiento de los productos energéticos, la realidad política que se vive, cuando no hay estabilidad, que viene dada con gobiernos fuertes, definidos por contar con apoyos parlamentarios y partidistas suficientes, así como, descenso del crédito financiero. Puede ser, que estemos en el comienzo de una situación de agotamiento económico, porque los datos empiezan a reflejar un enfriamiento evidente.