Estamos inmersos en plena vorágine de negociaciones de pactos en los distintos espacios territoriales, ayuntamientos, cabildos y autonomía. Vuelve a producirse un error mayúsculo, los políticos y partidos de ámbito estatal en Canarias, no tienen la suficiente autonomía, como para decidir por cuenta propia las alianzas o con quien llegar a gobernar, todo lo tienen que consultar y esperar órdenes, nada pueden aprobar desde sus órganos isleños, son la inutilidad al servicio incondicional de los que mandan desde la sede central, que miran más por los objetivos del partido de turno, a nivel nacional, que por los intereses concretos de nuestras islas, que les importan un pito.